Barcelona-El Prat arranca el verano al borde del caos por huelgas y falta de personal.

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El arranque de la temporada turística pondrá a prueba otro año más las costuras del aeropuerto del Prat. Y por ahora, las perspectivas no son muy halagüeñas. Las huelgas en Marsella, la falta de personal en el centro de control y el mal tiempo ya situaron en abril al aeródromo como uno de los diez con más retrasos del continente, según Eurocontrol. A esas demoras se suman las decenas de cancelaciones de vuelos a las que se ven obligadas las aerolíneas por los paros en Francia. Estas exigen llevar a cabo recolocaciones de pasajeros que cada vez son más complicadas por el lleno de los aviones en verano.

El pasado domingo, a media tarde en las pantallas del aeropuerto del Prat volvían a lucir las letras rojas que anuncian la cancelación de un vuelo. De nuevo, la huelga de controladores aéreos de Marsella volvía a provocar demoras y suspensiones que dejaban a pasajeros en tierra. En pleno arranque de la temporada de verano, El Prat sufre para dar cabida a todo el tráfico aéreo.

El aeropuerto recibió entre enero y mayo 18,7 millones de pasajeros, un 6,9% más que hace un año. A medida que se acerca el verano el trajín crece y el mes pasado El Prat atendió a 4,5 millones de pasajeros, quedándose a apenas medio millón de usuarios de igualar a Madrid.

Eurocontrol señala en su último análisis que durante el mes de abril el aeropuerto barcelonés estuvo en el top ten de la clasificación de los aeropuertos europeos en cuanto a retrasos. Las tormentas, especialmente cuando han sido eléctricas, han penalizado la agilidad de las operaciones en El Prat esta primavera. Pero no han sido el único problema.

Según Eurocontrol, El Prat fue el quinto aeródromo que más retrasos acumuló por causas relacionadas con un exceso de demanda de su espacio aéreo y el noveno en retrasos achacables a la falta de controladores. Son, precisamente, estos quienes más levantan la voz de alarma ante la campaña de verano.

Falta de controladores

Pau Marí, portavoz del sindicato mayoritario Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) denuncia la escasez de personal. El embudo se forma en el centro de control de Gavà, donde se regula el tráfico aéreo que sobrevuela el arco mediterráneo. Los controladores tienen asignadas franjas de cielo y, si hay menos controladores trabajando, el espacio a repartir se ensancha. “Es evidente que si controlando un sector un controlador puede dirigir a 50 aviones por hora, si le dan dos sectores no va a poder abarcar 100 aviones a la hora”, dice. La solución pasa por administrar los aviones que entran en la órbita del control del centro de Gavà para evitar la sobresaturación de vuelos en el radio de supervisión. Y eso provoca retrasos.

Enaire sostiene que ha sacado a concurso plazas para ampliar la plantilla, pero los controladores denuncian que llegan tarde. Raul Tobaruela, portavoz de la asamblea de controladores de Gavà fija en 380 el número de efectivos necesarios para normalizar la jornada del personal. Ahora hay 289 profesionales asignados y pese a que, por convenio, se les reconoce una jornada de cinco días de trabajo más tres de fiesta, en la práctica se ha convertido en habitual la llamada jornada irregular: seis de trabajo y dos de fiesta. Pero los problemas no se quedan ahí, puesto que en los últimos días han vuelto a proliferar las quejas de usuarios que han tenido que hacer largas colas en los controles de pasaportes.

Por: Marc Rovira, Lluís Pellicer – El País