Lufthansa te lleva de Fráncfort a Miami en el A380.

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Le llaman el avión más grande del mundo por sus dos niveles y capacidad de pasajeros. Una aeronave que mide 238 pies de largo, pero es 12 menos que el Jumbo Boeing 747-800. Ni tan siquiera su línea aerodinámica es tan impresionante como la del contrincante estadounidense, pero el muy europeo A380, fabricado por el consorcio Airbus, es capaz de transportar a más de 800 pasajeros en clase turista.

No obstante, la línea aérea alemana Lufthansa dedica la planta superior a las cabinas First y Business con ocho espléndidas y 98 cómodas butacas respectivamente, mientras reserva el lado inferior al viajero regular con 426 asientos.
A Fráncfort puedes volar en el A380 de Lufthansa desde Miami. El quinto aeropuerto de la nación e incluso del Hemisferio Occidental, sólo después de Nueva York (JFK), Los Angeles, San Francisco y Washington D.C. (Dulles), que recibe a la súper aeronave. 
En turista encontrarás la típica silla con espacio limitado, pero mejor confeccionada y algo más cómoda que la usual, gracias a las nuevas tecnologías y la presencia de una pantalla personal de entretenimiento con juegos didácticos, otros menos productivos, películas con selector de idiomas y un nuevo programa muy detallista, servido por el radar, que muestra la posición y ruta del avión en tiempo real.
La Business tiene una cómoda y espaciosa que Lufthansa sorpresivamente no diferencia de la existente en la Clase Ejecutiva del avión B747-400 con sus tonos grises. Cabina que cuenta con una buena oferta de entretenimiento muy personal y esmerado servicio acorde a su categoría, además del buen descanso que ofrece reclinar el asiento hasta una posición que se acerca a la forma plana.
Finalmente, la First Class. Un atractivo espacio, minuciosamente confeccionado en tono ocre, que además de contar con amplias butacas convertibles en camas absolutamente planas y dos amplios baños que serían la envidia de un apartamento, cuenta con el servicio más esmerado y personal de la aerolínea alemana. Butaca muy personal que puedes aislar del pasajero vecino si aprietas el botón que dispone de una pared mecánica y divisoria que aumenta la privacidad. 
A diferencia de otras aerolíneas, como Singapore Arlines o Emirates, que cuentan con un bar a bordo del A380, Lufthansa optó por evitarlo para librarse de lo que ellos denominan “el ruido” que produce la reunión de pasajeros en una zona común. Decisión que ciertamente evita “el ruido” pero prácticamente confina al viajero Premium al asiento y lo inhibe de disfrutar la grandeza del nuevo avión.
Asimismo, el A380 de Lufthansa tampoco cuenta con servicio de Internet como otras aerolíneas. Servicio que planean instalar próximamente.
Sin embargo, el aeropuerto de Francfort ofrece un inmenso salón muy bien montado dedicado al First Class de Lufthansa, donde literalmente miman al pasajero de Primera Clase con un sinfín de comodidades, bar abierto y restaurante incluido. Lugar donde incluso puedes facturar equipaje, ducharte y hasta sostener una reunión de negocios o familia.
Muchos hablan del gran peso del avión que provoca abruptos al aterrizar, otros del mismo peso que hace a la aeronave más sensible ante las turbulencias. No obstante, yo no percibí ninguna de esas advertencias durante las 10 horas de vuelo. 
De todos los aditivos que encontramos en el A380, sea la configuración particular de la aerolínea o el ahorro sistemático de combustible a pesar del tamaño, sus inmensas alas se llevan la mayor atención. 
Dos esbeltos remos del aire que rememoran el vuelo de un pájaro en ascenso y acogen unos motores que hacen mucho menos ruido del esperado.
Fuente:  http://www.elnuevodia.com/
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