Sin lujos, los vuelos low-cost conquistan a los viajeros.

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Comprar un pasaje en Spirit Airlines, Ryanair y Vueling asegura un asiento en el avión, mientras que casi todo lo demás se vende a la carta. Un modelo de negocio que reformuló a la industria.

 

La crisis económica y el alto costo del petróleo golpearon con dureza a las aerolíneas tradicionales provocando desde su cese de actividades, pérdida de mercado o mermas millonarias. En tiempo de incertidumbre, sin embargo, las rutas del cielo se abrieron para impulsar el negocio de las firmas aéreas de vuelos económicos.

La fórmula del éxito. El modelo de costos ultra bajos -del que la aerolínea irlandesa Ryanair fue pionera en Europa requiere que las compañías se deshagan de todos los costos prescindibles. Significa instalar más asientos en los aviones, volar más horas por día y separar el precio de los asientos de todos los servicios.

El humor publicitario e Internet también juegan un rol fundamental para las compañías low-cost para captar pasajeros que deciden pagar por cada servicio adicional para llegar a destino de la forma más barata. Las audaces prácticas publicitarias son polémicas.

Meses atrás, la aerolínea Spirit Airlines publicó una promoción para sus vuelos a Cartagena, Colombia, que se burlaban del escándalo de prostitución del Servicio Secreto de los EEUU («Más placer por su dinero», decía).

Esta tendencia de ahorro extremo y humor a bordo convirtió a Spirit en la aerolínea más rentable de los EEUU. Su política reconfiguró el sector de viajes de descuento, al cobrar por toda clase de servicios, desde la impresión por US$ 5 de las tarjetas de embarque hasta un vaso de agua durante el vuelo por US$ 3.

En cinco años, Spirit pasó de estar al borde de la bancarrota a liderar las aerolíneas de bajo costo, el segmento que crece con más rapidez en la aviación comercial. La compañía obtiene casi un tercio de sus ingresos a través de sus servicios a la carta comparado con el promedio de la industria de 6 %, reportó The Wall Street Journal.

Desde 2008 hasta el primer trimestre de este año, ganó US$ 289 millones, mientras que otras líneas más grandes reportaron miles de millones de dólares en pérdidas. En 2011, Spirit ganó 40% más por avión que cualquier otra aerolínea en los EEUU.

El fenómeno de los vuelos económicos también se extiende a Europa. El año pasado, Ryanair y Vueling fueron las dos únicas firmas que aumentaron su número de pasajeros. El consorcio irlandés dejó atrás a Iberia con una diferencia de casi diez millones de pasajeros, según datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). En tanto, la aérea española consiguió también aumentar su número de viajeros.

La apuesta a este mercado es fuerte en el Viejo Continente. El secretario general de la Asociación Europea de Aerolíneas de Bajo Costo (ELFAA), John Hanlon, define a estas empresas como «la luz brillante de la economía europea».

Las nueve aerolíneas low cost que la integran -entre las que se destacan Vueling, EasyJet y Ryanair- estiman que el sector alcanzará una cuota de mercado del 60% en el año 2020. Al cierre de 2011, su participación era del 43 por ciento. Durante el año pasado, el número de pasajeros transportados por compañías aéreas de vuelos económicos fue de 188, 8 millones, un 9,5% más que en 2010, según datos de ELFAA. Ante estas cifras, el optimismo impera en el sector.

Las aerolíneas tradicionales que se negaban a entrar al mercado, terminaron cediendo al modelo y creando filiales low cost. Es el caso de la española Iberia, primero con Clickair y ahora Iberia Express, que comenzó a operar en mayo y que apunta, en principio, al mercado doméstico de España.

A su vez, los fundadores de Vueling apuestan nuevamente al negocio con el lanzamiento de Volotea, con diez rutas con su base de operaciones en Venecia, Italia.

Otra solución que encontraron las grandes aerolíneas para jugar en el sector es buscar ingresos al margen del precio del pasaje, imitando el modelo de cobro de servicios a la carta desarrollado por las firmas de bajo costo y que algunas de ellas, como la británica Easyjet y la irlandesa Ryanair, llevan al límite.

Recientemente, Delta Airlines, la segunda aerolínea del mundo por tráfico, lanzó las llamadas tarifas económicas básicas para algunas rutas en las que compite con Spirit. Los asientos con este descuento no pueden escogerse, ni se puede solicitar un reembolso o cambio.

La feroz competencia en la industria se cobró el año pasado su primera víctima en Europa: Spanair. La catalana dejó de operar por sus graves problemas de liquidez y ante la negativa de Qatar Airlines de convertirse en el principal accionista con una inyección de US$ 150 millones.

La tendencia de los vuelos baratos no se limita a Europa y EEUU. Con Volaris e Interjet, en México, y Easysky en Honduras, de a poco el negocio va llegando a la región. 

Fuente: infobae.com
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