Bacterias pueden sobrevivir de 2 a 8 días en un avión.

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Si usted es de los que odia montarse en un avión, por aquello del miedo a las alturas o la claustrofobia, ahora tiene una razón más para evitar volar.

Los resultados de una nueva investigación, dados a conocer este martes por un grupo de científicos, comprobaron que las cepas de bacterias como el E.coli y el MRSA permanecen vivas dentro de los aviones por varios días y hasta semanas.
El estudio, realizado por el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Auburn, examinó cuánto tiempo estas dos bacterias potencialmente mortales pueden vivir en diferentes superficies interiores de la cabina de un avión, y la facilidad con que se transmiten por el contacto.
Se descubrió que las cepas de estos gérmenes no sólo se encuentran en las tapas de los inodoros, como es de suponerse, sino que también merodean en los bolsillos del respaldo de los asientos, el apoyabrazos, en las bandejas o mesas, en las persianas de las ventas y hasta en el manual de emergencia.
Los bichos, que pueden causar vómitos, diarrea, fiebre y hasta infecciones graves de la piel, también están presentes en los mismos asientos en los que los pasajeros pueden pasar horas sentados. Por esto mismo, se trata de bacterias difíciles de evitar.
El ambiente perfecto

Los científicos llegaron a la conclusión que las bacterias viven más tiempo en las superficies más porosas. El MRSA Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (conocido como la súperbacteria, porque no la matan los antibióticos comunes), podría sobrevivir hasta 168 horas (7 días) en los bolsillos traseros de los asientos de tela. Por su parte, la cepa de E. coli podría vivir por hasta 96 horas (4 días) en un reposabrazos de goma.
Sin embargo, las mismas propiedades de los materiales porosos parecen evitar que las bacterias se propaguen fácilmente. Por ello, las que se encontraban en superficies más lisas, como mesas y las cortinas de las ventanas, ambas de plástico, eran de más fácil transmisión a la piel humana.
De acuerdo a la investigación, la temperatura y la humedad dentro de la cabina de los aviones crean el ambiente perfecto para la inoculación de estos microbios. Aunado a ello, las altitudes elevadas ocasionan que la gente se canse y debilitan su sistema inmunológico, por lo que se crea el foco perfecto para infecciones. Según la investigación, el riesgo de contraer un resfriado es 20% más alto cuando se viaja dentro de un avión.
Algunas recomendaciones

“Los pasajeros aéreos deben ser conscientes del riesgo de contraer o transmitir una enfermedad a otros pasajeros y por ello deben practicar una buena higiene personal”, dijo Kiril Vaglenov, quien dirigió la investigación, cuyos resultados fueron presentados en una reunión de la Sociedad Americana de Microbiología.
Vaglenov recomendó además que las personas no viajen si creen tener “una enfermedad contagiosa o si su sistema inmune está comprometido”.
Pero, antes de que usted entre en pánico y cancele sus vacaciones, los científicos recuerdan tener en cuenta que estas bacterias proliferan en muchos lugares comunes que a veces ignoramos. Por ejemplo, se estima que un teléfono celular podría contener 18 veces más microbios (incluyendo los del E. coli) que la misma tapa de un inodoro. Además, se calcula que aproximadamente el 2% de las personas en Estados Unidos son portadoras del MRSA sin saberlo.
Los expertos recomiendan que lo mejor que puede hacer para protegerse a sí mismo cuando va a volar es traer un poco de desinfectante con alcohol y desinfectar sus manos antes de poner nada en su boca. También debe lavarse las manos con agua y jabón varias veces al día.
Tiempo de vida de las bacterias:

• En el bolsillo trasero del asiento: 8 días.
• En el reposabrazos de goma del asiento: 7 días.
• En asientos de cuero: 7 días.
• En la cortina de plástico de la ventana: 3 días.
• En la mesa o bandeja de plástico: 3 días.
• En la manilla de acero para bajar el inodoro: de 2 días.
Metodología del estudio

El estudio no tomó muestras de bacterias de cabinas de los aviones reales. Para llevar a cabo esta investigación los científicos de la Universidad de Auburn utilizaron objetos proporcionados por Delta Airlines y la inoculación y almacenamiento de las bacterias se realizo en condiciones destinadas a simular una cabina presurizada: 75 grados Fahrenheit con 20% de humedad.
El estudio fue apoyado por fondos de la Administración Federal de Aviación y el Centro de Investigación de Cabinas de Aviones de Pasajeros.
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