¿Por qué se bebe tanto zumo de tomate en los aviones?
Jamás pides un zumo de tomate ni lo bebes en casa, pero es subirte al avión, ver el carrito de las bebidas, y tener antojo de zumo de tomate. Si eres de los que sufre esta curiosa manía, no estás solo.
“Es verdad, parece raro pero a bordo se suele pedir bastante zumo de tomate”, nos confirman desde Iberia. Así que no es sólo una leyenda urbana, sino que es algo más o menos habitual y sabido por la tripulación de los aviones.
Se trata, por cierto, de un zumo normal, igual que el que se puede comprar en cualquier supermercado. “No existen versiones especiales para las aerolíneas”, nos aseguran desde Iberia. Así que la teoría conspiranoica de que se trata de algún zumo especial capaz de fomentar la adición al tomate queda descartada. Sí, suena absurdo, pero también lo de las estelas de los aviones -los llamados chemtrails– y hay mucha gente que se lo cree.
Desde la compañía aérea española aportan otro dato que, este sí, nos deja un poco descolocados. Resulta que hay rutas en las que el consumo de este zumo es especialmente elevado: “En algunos vuelos, como por ejemplo a Moscú, hay una demanda muy alta, superior a la de cualquier otro vuelo de Iberia”.
Aunque, más allá de los gustos particulares de los que viajen a Rusia, no esté muy claro este punto, al menos la ciencia sí ha conseguido dar respuesta al misterioso entusiasmo general que existe en los aviones respecto al zumo de tomate. Algo que, por cierto, lejos de ser nuevo, se remonta a los primeros años de la aviación comercial.
Básicamente se trata de una cuestión de sabor. Con la altitud y la presión, la percepción del sabor varía y la capacidad del viajero para notar y apreciar los sabores disminuye. Algo a lo que el ruido ambiental y el ambiente seco de la cabina tampoco ayuda.
En este contexto complicado para la comida, son los sabores intensos los que mejor sobreviven. Concretamente el umami -del japonés sabroso, el llamado quinto sabor- muy presente en el tomate. Dicho de otro modo, un buen zumo de tomate con un poco de parmesano -uno de los alimentos más ricos en sabor umami– podría hacer recuperar la fe en la gastronomía aérea.
Todo ello provoca que, según han demostrado diversos estudios en los últimos años, el zumo de tomate guste más en las alturas que en tierra. Su sabor es percibido como más fresco, de ahí que tanto solo como en forma de Bloody Mary para los más valientes -sobre todo si hay que pagarlo- sea uno de los grandes éxitos en los viajes en avión.
Sabiendo esto, no sería una mala idea incluir también gazpacho en el menú. Y de hecho, revisando la última carta de Vueling, ya podemos encontrarlo. Sobre la calidad general y los precios de la comida en los aviones, desgraciadamente, la ciencia todavía no tiene una explicación lógica.
Fuente: 20 Minutos
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