Así debería comportarse en un avión, según American Airlines.
“Por favor, deje el cuarto de baño como le gustaría encontrárselo”. Esta frase estampada en los servicios de muchos aviones es una de las múltiples pruebas de que la falta de civismo puede volar muy alto. Es cierto que es difícil maniobrar en esos mini retretes, pero la experiencia se complica cuando el pasajero anterior se ha olvidado de tirar la cadena o ha dejado el lavabo inundado de agua enjabonada después de lavarse las manos. De vuelta al asiento, no es extraño tener que soportar la cháchara interminable de otro pasajero o los efectos colaterales causados por un vecino que ha decidido descalzarse. En este duro mundo del avión, American Airlines acaba de lanzar una arriesgada campaña para promover la etiqueta a bordo.
Destinada a los “mejores pasajeros del mundo”, la propuesta publicitaria de la compañía estadounidense anima a los clientes a preguntar si es buen momento para subir las ventanillas, a no acaparar los reposabrazos y a ser agradables con los tripulantes de cabina cuando se dirigen a los viajeros. “Los mejores pasajeros siempre se adaptan a la situación independientemente de dónde estén sentados”, asegura un anuncio escrito, según señala The New York Times, que hablaba de la nueva campaña esta semana.
Como recuerda ese periódico, y muchos de los que estén leyendo este texto ya habrán pensado, no está muy claro cómo va a ser recibido el mensaje entre los usuarios del transporte aéreo. La obsesión por ahorrar costes ha llevado al sector a embutir a la gente en asientos más pequeños y con menos espacio entre filas, por no hablar de las colas que en ocasiones hay que soportar para embarcar, los retrasos en los vuelos (el principal motivo de las reclamaciones entre los usuarios del avión), el overbooking y la pérdida de las maletas. Algunos pensarán que una aerolínea no está legitimada para dar clases de civismo.
Los expertos consultados por el periódico neoyorquino señalan que hay, en el conjunto del sector, una voluntad mejorar la etiqueta a bordo, porque al final y al cabo repercute en todos los pasajeros. Con campañas como la de American, se intenta enseñar ciertas normas no escritas que deberían seguirse en los aviones y que muchos pasajeros desconocen.
Fuente: El País
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