Hasta ahora, Ryanair ha dominado sin oposición el cielo low cost europeo. Su oferta se ha erguido como la más competitiva, beneficiándose de unos menores costes que sus competidores, lo que le ha permitido ajustar sus tarifas y liderar el sector en cuanto a ocupación de sus vuelos, siempre por encima del 90 por ciento.
Sin embargo, ésta, su mayor ventaja competitiva, está en riesgo. La compañía ha tomado la decisión de reconocer a los sindicatos que habían convocado la huelga para el periodo navideño, «lo que seguramente incremente los costes laborales que tendrá que afrontar la empresa en los próximos años», señalan desde Credit Suisse. El banco de inversión suizo, de hecho, le ha retirado la recomendación de compra a la aerolínea irlandesa por primera vez desde 2011. Asimismo, ha recortado en un 16 por ciento su precio objetivo hasta los 16,18 euros, lo que todavía le deja un potencial de más del 13 por ciento desde los niveles actuales.
Este recorrido al alza (el consenso le concede casi un 28 por ciento) se ha disparado en la última semana, en la que los inversores se han lanzado a vender sus títulos, que han perdido casi un 20 por ciento de su valor. Esta caída, además, ha borrado por completo las ganancias que acumulaba Ryanair desde el comienzo de 2017.
En este contexto, Credit Suisse cree que los gastos en plantilla aumentarán «significativamente más allá de los 100 millones de euros adicionales que la compañía había estimado hata 2019. Esto podría significar la pérdida de gran parte de la ventaja en costes que tenía frente a EasyJet», añaden.
Con este giro de timón, Ryanair busca dejar atrás las cancelaciones de vuelos provocadas este año por la fuga de pilotos y, de hecho, según RBC Capital Markets, «esto puede afectar también a sus competidoras y abrirle las puertas a algunos aeropuertos como el de Charles de Gaulle en París», apuntan, a la vez que mantienen su consejo de compra sobre la aerolínea irlandesa.
Del mismo modo, Credit Suisse también valora positivamente su posición en el sector, aludiendo que su ventaja no sólo radica en los gastos de plantilla y en los costes relacionados con los aeropuertos.
Con todo, desde la entidad suiza vaticinan una contracción de los márgenes y, en consecuencia, un recorte de los beneficios causado por el aumento de los costes laborales (estiman una inflación de esta partida del 26 por ciento para 2021 con respecto a este año) y el incremento del precio del petróleo.
Por: Carlos Simón García – El Economista
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