Cambios de altitud minimizan el impacto de las estelas de los aviones.
Varias las altitudes de los vuelos comerciales en menos de un 2% puede reducir el cambio climático vinculado a las estelas que despiden los aviones en un 59%, según un nuevo estudio.
Estas rayas blancas que los aviones dejan en el cielo, podrían ser tan malas para el clima como sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). Ahora, la investigación dirigida por el Imperial College de Londres ha encontrado que los cambios de altitud de vuelo de solo 2.000 pies (menos de 600 metros) podrían disminuir su efecto.
Esto, dicen los investigadores, combinado con el uso de motores de aviones más limpios, podría reducir el daño causado por la estela al clima hasta en un 90%. La investigación se publica en Environmental Science & Technology.
El autor principal, el doctor Marc Stettler, del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Imperial, dijo en un comunicado: «Según nuestro estudio, cambiar la altitud de un pequeño número de vuelos podría reducir significativamente los efectos climáticos de las estelas de la aviación. Este nuevo método podría reducir muy rápidamente el impacto climático global de la industria de la aviación».
Cuando los gases de escape calientes de los aviones se encuentran con el aire frío y de baja presión de la atmósfera, producen rayas blancas en el cielo llamadas «senderos de condensación» o estelas de vapor.
Los humos de estela incluyen partículas de carbono negro, que proporcionan superficies en las que la humedad se condensa para formar partículas de hielo. Vemos esta condensación como rayas blancas esponjosas.
La mayoría de las estelas duran solo unos minutos, pero algunas se propagan y se mezclan con otras estelas y cirros, que producen formaciones nubosas que permanecen hasta dieciocho horas.
Investigaciones previas sugieren que las estelas y las nubes que ayudan a formar tienen un impacto tan cálido en el clima como las emisiones acumulativas de CO2 de la aviación, debido a un efecto conocido como «forzamiento radiativo». Aquí es donde se interrumpe el equilibrio entre la radiación que llega a la Tierra desde el sol y el calor emitido desde la superficie de la Tierra que sale al espacio, lo que obliga a un cambio en el clima.
Sin embargo, la diferencia clave entre el CO2 y las estelas es que, si bien el CO2 tendrá un impacto en la atmósfera durante cientos de años, el impacto de las estelas es de corta duración y, por lo tanto, podría reducirse rápidamente.
Ahora, el doctor Stettler y sus colegas han usado simulaciones por computadora para predecir cómo alterar las altitudes de las aeronaves podría reducir la cantidad de estelas y cuánto tiempo permanecerían, lo que reduciría su impacto de calentamiento. Esto se debe a que las estelas solo se forman y persisten en capas delgadas de la atmósfera que tienen una humedad muy alta. Debido a que estas capas son delgadas, pequeños cambios en las altitudes de vuelo significarían que los aviones podrían evitar estas regiones, lo que llevaría a la formación de menos estelas.
Utilizando datos del espacio aéreo de Japón, descubrieron que solo el 2% de los vuelos eran responsables del 80% de la radiación forzada dentro del espacio aéreo. El doctor Stettler dijo: «Una proporción realmente pequeña de vuelos es responsable de la gran mayoría del impacto climático de las estelas, lo que significa que podemos centrar nuestra atención en ellos».
Teniendo en cuenta la congestión en el espacio aéreo sobre Japón, el equipo simuló estos aviones para volar 2.000 pies más alto o más bajo que sus rutas de vuelo reales y descubrió que el forzamiento del clima por las estelas podría reducirse en un 59% al alterar las altitudes del 1,7% de vuelos.
La desviación en las rutas de vuelo causó un aumento de menos de una décima parte del consumo de combustible, pero, según los investigadores, la reducción de la formación de estelas más que compensó el CO2 liberado por el combustible extra.
Por Notimerica
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