Los secretos del vuelo más complejo de Aerolíneas Argentinas.
Más de 50 horas en el aire, 38.200 kilómetros a recorrer en tres días y una instrucción concreta para la tripulación: no bajar en ningún momento del avión. Aerolíneas Argentinas realizará esta semana el primer vuelo para buscar insumos médicos a la ciudad china de Shanghai y a la complejidad de volar distancias tan largas se suman los cuidados especiales que impone la pandemia de coronavirus.
«Es un vuelo que no tiene nada que ver con las operaciones normales que hace Aerolíneas Argentinas, es muchísimo más compleja», dicen en la empresa. De hecho, resta confirmar todavía el servicio de handling en China -es decir, el personal terrestre que cargaría el avión con los insumos- por lo que puede que se posponga la fecha de salida del avión, planeada originalmente para mañana miércoles 15 a las 18.30, al jueves 16.
El avión saldrá de Ezeiza y volará sobre el océano Pacífico hasta llegar al aeropuerto de Auckland, en Nueva Zelanda, donde cargará combustible para continuar con destino a Shanghai. Serán 38.200 kilómetros de vuelo entre ida y vuelta lo que demandará, como mínimo, 52 horas de vuelo en cuatro tramos por una ruta diseñada para tener opciones de aterrizaje sobre algunas islas.
Viajará un grupo de 17 tripulantes integrado por 12 pilotos (cuatro comandantes y ocho copilotos), cuatro mecánicos de mantenimiento y una despachante de aduana, la única mujer. No viajarán tripulantes de cabina de pasajeros (TCP).
En total, las personas reclutadas integran cuatro tripulaciones completas, con lo que se busca garantizar un personal «lo más descansado posible» antes de cada aterrizaje.
El vuelo se realizará en un Airbus A330-200 que, como se trata de un avión de pasajeros, será cargado con insumos no solo en la bodega sino entre los asientos, utilizando un sistema de redes para sujetarla. Según fuentes de la empresa, de este modo se logra aumentar en un 84% la capacidad de carga del avión.
El vuelo es el resultado de numerosas conversaciones entre el presidente Alberto Fernández y su par chino, Xi Jinping, y de la decisión de establecer una cooperación binacional ante la pandemia. De hecho, el lunes arribó al país un vuelo procedente de China con un cargamento de asistencia sanitaria y se espera otro para mañana.
Si bien en Aerolíneas Argentinas puntualizaron que los detalles de la carga son confidenciales, se sabe que estará compuesta por kits de detección temprana del covid-19, termómetros digitales, barbijos N° 95 y otros de uso quirúrgico, guantes, trajes de bioseguridad y equipos menores. Según confirmó la empresa a el Diario La Nación, en este primer vuelo no se traerán respiradores, aunque podrían sumarse en otras operaciones que tienen en carpeta.
Si bien Aerolíneas Argentinas realizó entre fines de los 90 y 2014 vuelos que surcaban el océano Pacífico y llegaban directo a Oceanía, esos vuelos llamado «transpolares» se hacían en Airbus A340-200, aviones de cuatro motores que les permitían hacer una ruta más corta y fueron remplazados por otros modelos.
Uno de los comandantes asignados al vuelo es Pablo Biró, el secretario general del gremio de los pilotos APLA, que en su rol de timón dio precisiones sobre la operación.
«El avión que tenemos ahora tiene dos motores y no nos permite hacer la ruta del vuelo transpolar, que era más cerca del polo. Tenemos que hacerlo bastante más al norte y cuanto más cerca del Ecuador volás, el círculo es más grande», explicó Biró y precisó que, además, se exige que el avión siempre disponga de alguna pista de aterrizaje a un máximo de tres horas de vuelo de distancia. Por eso se definió una ruta que sale por Chile y pasa al sur de la Isla de Pascua, de la Polinesia Francesa, de Samoa y de Fiji.
Fuentes de Aerolíneas Argentinas explicaron que se arribó a ese itinerario luego de un «análisis exhaustivo de cartografía» y que previamente se evaluó también llegar a China vía África.
Biró piloteó él mismo vuelos transpolares y asegura que todos los pilotos que integran la tripulación tienen mucha experiencia en vuelos internacionales. En lo que no tienen experiencia es en pasar tres días sin bajar de un avión ni siquiera a descansar.
La tripulación dormirá en asientos reservados del avión, llevará su propia comida y hasta baños de espuma líquida para higienizarse. Además, se contrató un servicio médico remoto por cualquier emergencia y la ampliación de la cartografía de Asia, de la que Aerolíneas Argentinas no disponía porque no utiliza habitualmente.
Como en todos los servicios especiales realizados desde que comenzó el cierre de fronteras en el país, toda la tripulación se ofreció voluntariamente a participar de la operación. «Yo me la pasé haciéndole paro a todos los gobiernos diciendo que Aerolíneas Argentinas es una herramienta estratégica que hay que preservar. Precisamente por eso ahora no puedo quedarme en mi casa ni decir que tengo miedo de contagiarme» , dijo Biró sobre sus propias motivaciones.
Sobre el costo de la operación, en Aerolíneas Argentinas sostuvieron que es difícil de estimar porque demanda «varios servicios cruzados», pero anticiparon que estará solventado por fondos tanto de Nación como de la provincia de Buenos Aires.
Por Delfina Torres Cabreros – La Nación
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