American Airlines: Una mancha en una historia distinguida.

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American Airlines se describía a sí misma como «algo especial en el aire», y lo era. 

Fue la primera aerolínea que ofreció la posibilidad de despachar las maletas desde la acera de la terminal. La primera que aceptó reservas por computadora. Inventó el programa de viajero frecuente e impuso la moda ofrecer tarifas muy rebajadas para llenar los asientos vacíos.
Pero hubo un aspecto en el que estuvo muy retrasada: No admitió a tiempo que sus ingresos no cubrían los gastos.
Cuando esta semana buscó el amparo de la ley de bancarrotas para tratar de reorganizar sus finanzas, fue como revivir lo sucedido con Pan American y TWA, otras dos aerolínea históricas, que fueron símbolo del espíritu empresarial estadounidense antes de fundirse.
American no está fundida. Pero sí en serios problemas.
En la última década, otras aerolíneas redujeron gastos y se reorganizaron bajo la protección de la ley de quiebras. American siguió adelante como si nada, pagando altos sueldos y usando jets viejos, que consumen mucho combustible. Mientras que otras aerolíneas se asociaron entre sí, Américan continuó sola. Era como esos estudiantes que no tienen pareja en un baile escolar.
American se quedó sin efectivo para mejoras y sin posibilidades de correr riesgos. Finalmente tuvo que acogerse a la ley de quiebras con miras a su reorganización.
«Fueron la aerolínea más innovadora por años», expresó George Hobica, director de Airfare Watchdog, un portal que alerta a los viajeros sobre tarifas rebajadas. «Pero hoy son una sombra de lo que fueron».
Sin duda, algunos de los 78.000 empleados de American se quedarán sin trabajo o verán reducidos sus sueldos y pensiones. Sus acreedores perderán dinero. Sus accionistas… mejor ni hablar. Sus acciones, que en el 2007 se cotizaban a 40 dólares, se vendían a 33 centavos el martes.
La ley de quiebras es una mancha negra para una empresa estadounidense.
«American Airlines tiene una fuerte conexión con el pasado, con lo que era viajar antes», comentó Edward Pizzarello, un ejecutivo de una firma de inversiones de 37 años, que tiene más de 800.000 kilómetros (500.000 millas) con la aerolínea. «Me transporta a una época en la que la gente lucía sus mejores ropas para viajar por el mundo».
En 1936, American fue la primera aerolínea que usó el Douglas DC-3, el primer avión diseñado para cargar suficientes pasajeros –21– como para ser redituable sin necesidad de llevar carga o correo.
En 1942, ofreció por primera vez comida a sus pasajeros.
Quince años después, American abrió la primera escuela para capacitar azafatas y en 1959 fue la primera aerolínea estadounidense que hizo vuelos sin escalas de una costa a la otra con el Boeing 707. El recorrido tomaba cinco horas, lo mismo que en el presente.
Hasta entonces, American libraba una dura competencia con Pan Am y TWA. Su momento de gloria comenzó en los 70, cuando incorporó vuelos al Caribe y puso su avanzado sistema de reservas por computadora a disposición de los agentes de viaje. El sistema, conocido como Sabre, es usado hoy por el portal de venta de pasajes Travelocity.
American ofrecía una «flota de lujo» y pasajes baratos. Fue la primera aerolínea que se las ingenió para llenar sus vuelos ofreciendo pasajes económicos.
En 1978 el gobierno desreguló la industria aeronáutica, permitiendo que las aerolíneas fijasen sus propias rutas. American respondió ideando un sistema a base de conexiones con otros vuelos en centros neurálgicos, que era muy económico.
A comienzos de los 80 lanzó el primer programa de viajeros frecuentes, el AAdvantage.
F. Robert van der Linden, curador del Museo Nacional de la Aeronáutica y el Espacio, dice que American fue «de las primeras (aerolíneas) que comprendió cómo funcionaba el nuevo mundo» creado por la desregulación.
Mientras otras aerolíneas se declaraban en quiebra en los años 80 y 90, American creció. Se apropió de las rutas del este de Latinoamérica y abrió un centro de conexiones en Miami. La desaparición de Pan Am y TWA dejó a American como la única aerolínea estadounidense nacional.
Delta, Northwest y US Airways también se declararon en quiebra. Por orgullo y un sentido de responsabilidad, American no quiso seguir ese camino. La competencia recortaba los sueldos, reducía las pensiones y refinanciaba sus deudas. Delta se unió con Northwest. United con Continental. Ambas pasaron a ser empresas más grandes que American.
Los trabajadores de American hicieron concesiones, pero no las suficientes. American hoy es la tercera aerolínea de Estados Unidos y no pudo unirse con US Airways ni con ninguna otra aerolínea.
Hace poco American anunció la renovación de su flota y la compra de aviones que consumen menos combustible. Pero esos aparatos tardarán en llegar. Su gerencia, por otro lado, no logró un acuerdo laboral con sus pilotos.
Los expertos, no obstante, creen que, superaro este trago amargo, American se reorganizará y seguirá funcionando casi igual que antes.
«Siguen siendo un baluarte de la industria y siempre lo serán», opinó van der Linden.
Fuente: http://feeds.univision.com/
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