Inmediatamente después del despegue los pasajeros, uno de los cuales se identificó como un ingeniero, insistieron en que el vuelo no era seguro y que habían chocado con otro avión. La azafata le dijo al ingeniero que el capitán había sido informado y le había dicho que todo estaba bien, recoge la web controladoresaereos.org.
Después de aterrizar en Ibiza los pasajeros volvieron a hablar con el comandante durante el desembarque, insistiendo en que el vuelo no había sido seguro.
Tras el cambio de tripulación se observó que el winglet derecho del Ryanair había sufrido daños perceptibles. A su vez, el estabilizador izquierdo del 767 de American Airlines también mostró daños a su llegada a Nueva York.
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