Temil Kotil, consejero delegado de la aerolínea nacional de Turquía Turkish Airlines, insiste en una alianza con la líder europea Lufthansa. Kotil ha dado incluso fechas concretas: «En el primer trimestre habrá una decisión», ha dicho en una conferencia en la ciudad china de Shénzhen.
Si bien el presidente de Lufthansa, Christoph Franz, no ha querido hacer comentarios al respecto, se fortalecen las especulaciones sobre una colaboración más estrecha entre la aerolínea más grande de Europa y la turca. Hasta el punto de que el diario sensacionalista «Bild» ha llegado a calificar la noticia de posible fusión titulando uno de sus artículos con un «¿Volaremos pronto con “Turkish Lufthansa”?».
El principal impulso para la fusión proviene de Ankara, mientras que la aerolínea alemana se resiste. Sobre la mesa figura el desarrollo del llamado «Codesharing» o código compartido, en el que Turkish Airlines y Lufthansa compartirían vuelos. Según Turkish, ambas empresas —que participan de la alianza Star Alliance— se encuentran en permanentes conversaciones. El movimiento de fichas entre las aerolíneas europeas es cada vez más intenso en los últimos meses por el aumento del precio del combustible y la competencia de las aerolíneas de bajo coste. Hay que reducir costes y el sector se concentra.
Resultados dispares
Así, la fusión no sería descabellada a la vista de los datos de ambas aerolíneas. Con 12.000 empleados, Turkish Airlines cuenta con vuelos regulares a 140 ciudades internacionales y 35 nacionales, operando en un total de 155 aeropuertos en Europa, Asia, África, y América. Por su parte, Lufthansa fue hasta 1953 una empresa pública que desde 1997 se encuentra en manos privadas. Tiene su aeropuerto base en Fráncfort del Meno y junto con las aerolíneas Air Canada, Scandinavian Airlines, Thai Airways International y United Airlines, es uno de los miembros fundadores de la alianza de líneas aéreas Star Alliance.
En los últimos meses, la aerolínea alemana no ha dejado de aparecer en los periódicos, no solo por las huelgas de sus empleados, sino por sus políticas de ahorro. Una asociación con los turcos sería una jugada a su favor: en tres años, Turkish casi ha doblado el número de pasajeros e ingresos. Frente al exitoso rumbo de la aerolínea turca, las aerolíneas del consorcio alemán han gastado casi 1.000 millones de euros más que el año pasado en combustible, influido por la depreciación del euro. Además, se espera que para 2016 se complete la edificación del tercer aeropuerto de Estambul, con capacidad para 150 millones de pasajeros al año y que será el próximo centro de operaciones de Turkish Airlines.
El cambio de imagen de Lufthansa en el caso de una fusión con Turkish Airlines incita a contener la respiración. Una «Turkish Lufthansa» o viceversa sería un duro golpe a uno de los mayores símbolos del progreso y la reconstrucción alemana. Pero las cifras mandan y en un sector que está en profundo cambio, ¿por qué no habría de hacerlo Lufthansa?
Fuente: http://www.abc.es
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