Una ‘app’ ayuda a acortar el tiempo de recuperación del Jet-lag.

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Una aplicación móvil sobre el jet-lag dada a conocer por la Universidad de Michigan (UM), en Ann Arbor, Estados Unidos, diseña unos atajos matemáticos hasta ahora desconocidos que pueden ayudar a los viajeros a encajar sus relojes internos a los horarios de las nuevas áreas de la forma lo más eficientemente posible.
«Superar el desfase horario es fundamentalmente un problema de matemáticas y hemos calculado la mejor manera de hacerlo», explica Danny Forger, profesor de Matemáticas en la Facultad de Literatura, Ciencias y Artes de la Universidad de Michigan. «No somos los primeros en ofrecer consejos sobre esto, pero en nuestras predicciones mostramos las mejores y más rápidas formas de ajustarse a zonas horarias diferentes», añade.
Esta nueva aplicación para iPhone, llamada ‘Entrain’, adopta un enfoque basado en los números de «arrastre», el término científico usado para la sincronización de los ritmos circadianos con la hora del día, y está basado en nuevos descubrimientos de Forger y Kirill Serkh, estudiante de doctorado en la Universidad de Yale, que trabajó en el proyecto mientras estaba en la UM.
‘Entrain’ se basa en la premisa de que la luz, particularmente del sol y en las longitudes de onda que aparecen a nuestros ojos como el color azul, es la señal más fuerte que regula los ritmos circadianos. Estas fluctuaciones en los comportamientos y las funciones corporales, ligadas a las 24 horas del día, hacen algo más que guiarnos para comer y dormir, gobernando procesos en cada una de nuestras células.
Interrupciones breves, como el jet lag y sus síntomas de fatiga y el insomnio, pueden afectar al estado de ánimo y el rendimiento y los científicos han vinculado las perturbaciones regulares y los trastornos del sistema con la depresión, ciertos tipos de cáncer, enfermedades del corazón y diabetes. Los pilotos, asistentes de vuelo y los trabajadores por turnos, que constituyen más del 10 por ciento de la fuerza laboral estadounidense, son particularmente susceptibles.
Los accesos directos que ofrece la aplicación son programas de habituación a la luz y la oscuridad dependiendo del itinerario, de forma que reducen a un espacio de tiempo cada día el que la persona debe buscar la luz más brillante posible y otro en el que debería estar en la oscuridad, o al menos, bajo luz tenue.
Si hay que salir a la calle, se pueden usar gafas teñidas de rosa para bloquear la luz de longitud de onda azul, dicen los investigadores. Y si la aplicación recomienda la exposición a «luz brillante al aire libre» en el medio de la noche, puede servir una luz terapéutica.
El estudio, publicado este jueves en ‘Public Library of Science Computational’, se basa en dos modelos matemáticos principales o conjuntos de ecuaciones, que se han demostrado que describen con precisión los ritmos circadianos humanos. Los expertos usaron estas ecuaciones y una técnica llamada teoría de control óptimo para calcular escalas de ajuste ideal para más de mil posibles viajes.
La aplicación ofrece a los usuarios estos programas, en los que hay que introducir las horas habituales de luz y oscuridad en la zona horaria actual para, después, seleccionar la zona horaria a la que se va a viajar y cuándo, así como la luz más brillante que la persona va a recibir la mayor parte del tiempo durante su viaje (de interior o al aire libre). La ‘app’ diseña un plan especializado y predice cuánto tiempo le llevará ajustarse al nuevo horario.
Por ejemplo, puede tratarse de un viaje desde Detroit, Estados Unidos, a Londres, Reino Unido, y el vuelo sale a las 22.00 horas del horario de Detroir y llega a las 11.05 de la mañana de la hora de Londres del día siguiente. Consiste en un viaje de trabajo y la persona tendrá que pasar la mayor parte de su tiempo en iluminación de interiores.
En esas circunstancias, la aplicación dice que puede ajustarse a la nueva hora en unos tres días y la forma de hacerlo: exponerse a la luz en Londres entre las 7.40 y las 21 horas el primer día; levantarse a las 6.20 el segundo día y no exponerse a la luz después de las 19.40 horas, y levantarse a las 5 el tercer día y permanecer expuesto a la luz hasta las 19.20 horas, de forma que el cuerpo quede sincronizado en la mañana del cuarto día.
Los investigadores muestran los ritmos circadianos como un reloj con un punto en la hora en que la temperatura del cuerpo es más baja, algo que ocurre generalmente cerca de dos horas antes despertar. Si el punto es por lo general a las 5 de la mañana y se viaja al extranjero, abruptamente podría cambiarse a las 15.00 en el destino, por lo que es probable que se experimente el jet-lag hasta que el sistema se ajuste y el cuerpo tenga de nuevo su temperatura más baja apenas unas horas antes de que suene el despertador.
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