Con vuelos llenos o no, Navidad es una fecha que distintas aerolíneas alrededor del mundo se esfuerzan por no pasar por alto. Desde los menúes especiales con pavo hasta los papás noeles a bordo de sus aviones, pasando por coros en los aeropuertos (gentileza de KLM en Schiphol, Amsterdam), ositos de peluche para los más chicos (Lufthansa) y hasta sorteos de pasajes (LAN, hace un par de años), las acciones tendientes a agasajar a los viajeros en esta fecha parecen ser parte de una nueva estrategia de marketing aéreo.
Incluso hay campañas que desde la perspectiva occidental podrían parecer absurdas, como la de servir Kentucky Fried Chicken en los aviones de Japan Airlines. Si bien en Japón la costumbre de celebrar Navidad no es exactamente masiva, sí lo es el curioso fenómeno de comer KFC el 25 de diciembre.
Acaso sea la low-cost canadiense WestJet la que se lleve el premio a la más original en materia de sorpresas navideñas. Hace dos años, un Santa Claus virtual instalado en el aeropuerto de Toronto preguntó a más de 250 viajeros qué querían recibir para Navidad.
Una vez que todos abordaron el avión, varios equipos de WestJet salieron -en una carrera contrarreloj- de compras. Cuando los pasajeros fueron a retirar sus valijas en el aeropuerto de Calgary, se econtraron con los regalos que habían pedido en la cinta transportadora (estaban marcados con los nombres de cada uno), mientras caía nieve artificial y por los altoparlantes sonaba música navideña. Todos recibieron lo que pidieron, desde pasajes gratis para reencontrarse con sus familias hasta un plasma gigante. Lo que se dice un verdadero milagro de Navidad.
Fuente: http://www.el-nacional.com/
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