El tráfico aéreo continúa aumentando y los viajeros de avión son un importante segmento de la población que viaja. A qué variables se someten los pasajeros en el traslado a sus vacaciones.
Los que tienen enfermedades preexistentes tienen más riesgo de verse afectados, por lo que será conveniente que consulten sobre el tema a su médico de cabecera antes de viajar. Los riesgos sanitarios por el viaje en avión se pueden minimizar si el viajero adopta algunas precauciones antes y durante el viaje.
A continuación, el Departamento Médico de Assist Card menciona algunos factores relacionados con los vuelos prolongados, que pueden ser un riesgo sanitario para algunos pasajeros, agregando las recomendaciones para cada uno de ellos.
Presión de aire en la cabina
Aunque las cabinas de los aparatos están presurizadas, la presión de aire en la cabina durante el vuelo a altitud de crucero, es más baja que la presión del aire a nivel del mar. Por eso la sangre absorbe menos el oxígeno y los gases en el interior del cuerpo se expanden. Los efectos de una presión de aire reducida en cabina durante mucho tiempo son normalmente bien tolerados por los pasajeros sanos. Los pasajeros con problemas médicos, especialmente enfermedades del corazón, del pulmón y afecciones de la sangre tales como anemia pueden no tolerar bien un reducido nivel de oxígeno. Algunos de estos pasajeros pueden viajar con seguridad si se acuerda con la aerolínea tomar medidas para disponer de un suministro adicional de oxígeno durante el vuelo.
Recomendación
Se recomienda que estos viajeros, especialmente aquellos que desean llevar su propio oxígeno, se pongan en contacto con la correspondiente línea aérea, previamente al inicio de su viaje.
A medida que el avión gana altitud tras el despegue, la reducción de la presión de aire en la cabina hace que los gases se expandan. De forma similar, conforme el avión va perdiendo altitud antes de aterrizar, el aumento de la presión en cabina hace que los gases se contraigan. Estos cambios pueden tener consecuencias en los lugares donde hay aire retenido en el cuerpo. Los pasajeros experimentan habitualmente una sensación de «taponamiento» en los oídos que está causada porque el aire escapa desde el oído medio y los senos durante el ascenso del avión. Cuando el avión desciende de altitud antes del aterrizaje, se puede tener la sensación de que los oídos están bloqueados y producirse dolor.
Estos síntomas ocurren en los vuelos de cualquier duración, pero hay que tener en cuenta que si se tienen infecciones previas de oído o sinusitis, y el vuelo es prolongado con escalas, la mayor frecuencia de exposición aumenta el riesgo de complicaciones.
Recomendaciones
Tragar, masticar o bostezar («destaponar») normalmente aliviará las molestias. Si el problema persiste a pesar de usar estos métodos, generalmente ayuda realizar con fuerza una corta espiración manteniendo la nariz y la boca cerradas. Para los bebés, es ideal darles de comer o ponerles un chupete para estimular la acción de tragar puede reducir los síntomas.
Las personas con infecciones de oído, nariz o con sinusitis deben evitar volar porque su incapacidad para igualar las diferencias de presión puede producirles dolor y lesiones. Si no es posible evitar el viaje, el uso de gotas nasales descongestionantes antes del vuelo y de nuevo antes del descenso pueden ser de ayuda. Si tuvo una infección muy cercana al vuelo, una consulta al especialista será de utilidad para que observe el oído y autorice al pasajero a volar.
Mientras el avión asciende, la expansión de gases en el abdomen puede causar malestar, aunque generalmente es leve. Algunas cirugías (por ejemplo la abdominal) y otros tratamientos médicos o pruebas diagnósticas (por ejemplo el tratamiento del desprendimiento de retina) pueden provocar la introducción de aire u otros gases en alguna cavidad corporal.
Recomendación
Los viajeros que se han sometido recientemente a dichos procedimientos deben preguntar a su médico o a un especialista en medicina del viajero, cuánto tiempo deben esperar antes de emprender un viaje en avión, particularmente si tiene escalas.
Humedad en la cabina y deshidratación
La humedad relativa en las cabinas de los aviones es baja. La baja humedad puede provocar sequedad de la piel y molestias en ojos, boca y nariz, aunque no representa un riesgo para la salud. A mayor tiempo de vuelo, mayor exposición.
Recomendaciones
Utilice una crema hidratante para la piel o un spray nasal salino para humedecer las vías nasales.
Llevar gafas en lugar de lentes de contacto, puede aliviar o prevenir las molestias oculares.
No es necesario tomar más agua de lo habitual, pero como la cafeína y el alcohol tienen un efecto diurético (causando un aumento de la cantidad de orina), es aconsejable evitar su consumo en los vuelos de larga duración.
Mareos
Excepto en caso de turbulencias fuertes, los viajeros en avión raramente sufren cinetosis (mareos).
Recomendaciones
Los viajeros susceptibles deben pedir un asiento en la sección media de la cabina, donde los movimientos son menos pronunciados, y tener disponible y fácilmente accesible, en todo momento, la bolsa para el mareo disponible en cada asiento. Consultar con su médico o especialista en medicina del viajero sobre la medicación que pueden tomar antes de volar, para ayudar a prevenir este problema y deben evitar beber alcohol durante el vuelo y durante las 24 horas previas al mismo.
Inmovilidad, problemas circulatorios y Trombosis Venosa Profunda (TVP)
La contracción de los músculos es un factor importante que ayuda a mantener el flujo de sangre a través de las venas, especialmente en las piernas. La inmovilidad prolongada, especialmente cuando la persona está sentada, puede provocar un estancamiento de la sangre en las piernas, que a su vez provoca hinchazón, rigidez y molestias. Se sabe que la inmovilidad es uno de los factores que pueden provocar el desarrollo de un coágulo de sangre en una vena profunda, conocido como «trombosis venosa profunda» o TVP y también «Sindrome de la Clase turista», por el mayor riesgo al estar sentado en posiciones de poca movilidad. Las investigaciones han demostrado que la TVP puede ocurrir como resultado de la inmovilidad prolongada, por ejemplo, durante un viaje largo, ya sea en coche, autobús, tren o avión.
Se conoce ya que el riesgo de TVP es aproximadamente el doble o el triple después de un vuelo de duración media de más de 4 horas, y también en otras formas de viajar con inmovilidad prolongada. El riesgo se incrementa con la duración del viaje y con múltiples vuelos dentro de un corto período de tiempo. En la mayoría de los casos de TVP los trombos son pequeños y no provocan síntomas. El organismo es capaz de disolver gradualmente el trombo sin consecuencias a largo plazo. Los trombos más grandes pueden ocasionar síntomas como hinchazón de piernas, sensibilidad en la zona, irritación y dolor. En ocasiones una parte del trombo puede desprenderse y desplazarse por la corriente sanguínea hasta acabar alojado en los pulmones. Esto se conoce como embolismo pulmonar y puede provocar mayores problemas.
Esto puede ocurrir horas e incluso días después de la formación del trombo en la extremidad inferior. Existen condiciones previas donde el riesgo de formación de trombos es mayor porque al viaje prolongado se agregan otros factores que lo aumentan: embarazo, toma de anticonceptivos, várices, cirugías recientes, traumatológicas o abdominales particularmente, etc.).
Recomendaciones
Moverse por la cabina durante un vuelo largo, por ejemplo cada 2 o 3 horas. La ubicación del asiento próximo al pasillo favorece la realización de las caminatas. Muchas líneas aéreas dan también consejos útiles sobre ejercicios que pueden realizarse en el asiento durante el vuelo. Se cree que ejercitar los músculos de las piernas puede estimular la circulación, reducir el malestar, la fatiga y la rigidez, y reducir el riesgo de desarrollar TVP.
El equipaje de mano no debe colocarse donde pueda obstaculizar el movimiento de piernas y pies, y la ropa debe ser suelta y cómoda. A los viajeros que tienen más riesgo de desarrollar TVP se les puede recetar tratamientos específicos y para obtener más asesoramiento deberán consultar con su médico con suficiente antelación al inicio del vuelo.
Jet lag
El jet lag es el término usado para los síntomas ocasionados por la alteración del «reloj corporal interno» y los ritmos que controla dicho reloj, aproximadamente, cada 24 horas. La alteración se produce cuando se cruzan múltiples zonas horarias, es decir, cuando se vuela de este a oeste, o de oeste a este. El jet lag puede causar indigestión y trastornos de la función intestinal, malestar general, somnolencia durante el día, dificultad para dormir de noche y reducción de las facultades físicas y mentales. Sus efectos a menudo se suman al cansancio ocasionado por el propio viaje y los síntomas desaparecen gradualmente a medida que el organismo se adapta a la nueva zona horaria. El jet lag no puede prevenirse pero hay formas de reducir sus efectos: los viajeros que toman medicación siguiendo un horario estricto (ej. insulina, píldora anticonceptiva) deben consultar a su médico o a un centro de atención al viajero antes de viajar.
Recomendaciones
Estar tan descansado como sea posible antes de la partida y aprovechar cualquier oportunidad para descansar durante los vuelos de media y larga distancia. Tomar comidas ligeras y limitar el consumo de alcohol. El alcohol aumenta la producción de orina lo que provoca trastornos del sueño y aumenta la fatiga del viaje. La cafeína debe limitarse a las cantidades normales y evitarse en las 4-6 horas anteriores al período de sueño previsto.
En el destino, intentar crear un ambiente propicio para el descanso y dormir la cantidad de tiempo más parecida posible a lo que se duerme normalmente durante las 24 horas posteriores a la llegada. Se cree necesario un bloque mínimo de 4 horas de sueño durante la noche local (conocido como «sueño de soporte») para que el reloj corporal interno pueda adaptarse a la nueva zona horaria. Si es posible, conseguir el tiempo total de sueño realizando pequeñas siestas cuando se siente sueño durante el día. Durante estas siestas, pueden resultar de ayuda los antifaces y tapones para los oídos.
Una exposición oportuna a la luz diurna, preferentemente la luz del sol, en el destino, generalmente ayuda a adaptarse. Puede ser útil, al volar hacia el oeste, la exposición a la luz durante la tarde evitando la luz de mañana (mediante el uso de antifaces o gafas oscuras), siendo recomendable al volar hacia el este, evitar la luz vespertina y exponerse a la luz de la mañana.
Las pastillas para dormir de acción corta pueden ser de ayuda. Sólo deben usarse siguiendo recomendaciones médicas, y no deben tomarse de forma habitual durante los vuelos ya que pueden incrementar la inmovilidad y, por lo tanto, el riesgo de desarrollar TVP.
La melatonina está disponible en algunos países. No se ha evaluado completamente el mejor momento para tomarse ni la dosificación más eficaz de la melatonina, y se desconocen sus efectos secundarios, especialmente usada a largo plazo. Por estas razones la melatonina no se debe recomendar.
Todas las personas no reaccionan de la misma manera, de modo que los que viajan con frecuencia deberán aprender las reacciones de su propio organismo y consultar a un profesional para adaptar sus particulares recomendaciones preventivas.
Fumadores
Actualmente casi todas las aerolíneas han prohibido fumar a bordo de sus aviones. A algunos fumadores puede resultarles estresante, durante un viaje prolongado.
Recomendación
Tratar el tema con su médico antes de viajar. Los parches de sustitución de nicotina o los chicles de nicotina pueden ser de ayuda durante el vuelo y también puede considerarse el uso de otras medicaciones o técnicas.
Enfermedades infecciosas
Algunas enfermedades, como la gripe, tienen más probabilidades de propagarse a otros pasajeros en vuelos largos y con esperas en aeropuertos dentro de los aviones, por ejemplo, donde los filtros no funcionan en su totalidad.
Recomendación
Con el fin de minimizar el riesgo de transmisión de infecciones, los viajeros que se encuentren mal, especialmente si tienen fiebre, deben aplazar su viaje hasta que se hayan recuperado. Los individuos que padezcan una enfermedad transmisible activa no deben viajar en avión.
Aspectos psicológicos
Fobia a volar. El miedo extremo a volar puede ser un síntoma de una fobia específica. Las personas con fobia a volar por lo general sienten terror o evitan volar y pueden tener ansiedad cuando se enfrentan con las descripciones vividas de los vuelos, afectando seriamente la capacidad de una persona para ejercer determinadas profesiones o disfrutar del ocio fuera de casa. Los medicamentos ansiolíticos o el alcohol son usados a menudo por estas personas para hacer frente a este temor.
Recomendación
La fobia a volar responde bien al tratamiento psicológico. Antes de iniciar el tratamiento, la persona puede necesitar unas nociones acerca de la tecnología y el mantenimiento de las aeronaves, el control del espacio aéreo, o de la formación de los pilotos. Las nuevas tecnologías de realidad virtual permiten a los médicos crear ambientes más realistas para la desensibilización ayudando en este tipo de terapia.
Fuente: http://www.infobae.com/
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