¿Cómo funciona el piloto automático de un avión?

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Los pilotos de un avión comercial tienen en cabina un apreciado compañero que les ayuda a automatizar tareas como el ascenso, el descenso del avión, la fase de crucero o el aterrizaje. Los pilotos automáticos aportan seguridad y ahorran combustible.

Cada vez nos sorprende menos oír hablar de los llamados vehículos autónomos, automóviles que en mayor o menor grado son capaces de interpretar todos los datos que se generan en torno al coche, procesarlos y tomar decisiones en consecuencia. Algunos requieren la atención constante del conductor, que debe mantener las manos en el volante en todo momento, y otros, como el automóvil sin conductor de Google, pueden circular sin nadie dentro.

Sin embargo, parece que todavía tendrán que pasar muchos años hasta que veamos un sistema de conducción autónoma instalado de forma habitual en los coches que circulan por la calle; la razón, principalmente el precio, que en estos momentos lo hace inaccesible para el gran público. No sucede lo mismo con otros sistemas de conducción autónoma, aquellos instalados en los aviones y que conocemos como piloto automático. El motivo es que el precio de las aeronaves de pasajeros puede oscilar entre los 75 millones de euros (Airbus A318) y los más de 400 (Airbus A380-800), por lo que la incorporación de estos sistemas termina por ser algo bastante asumible, de hecho su presencia es obligatoria.

Los primeros sistemas de navegación fueron desarrollados a comienzos del siglo XX, demostrándose en un avión por primera vez en 1914. Los primitivos sistemas estaban enfocados en mantener un vuelo recto y a velocidad constante, para evitar el evidente cansancio del piloto tras muchas horas de vuelo. Sin embargo, los avanzados sistemas de piloto automático de la aviación moderna van más allá, siendo capaces de realizar maniobras y cambios en el rumbo de la aeronave, eso sí, siempre habiendo sido programados antes de cada vuelo por los pilotos.

Hoy en día, gracias a los avances en la computación, los sistemas de piloto automático entran en juego en prácticamente todas las fases del vuelo del avión, excepto en la fase de despegue y la de estacionamiento, que es obligatorio entrar en modo manual. En las fases de ascenso, crucero, descenso y aterrizaje, el sistema de navegación coge las riendas del aparato, aunque siempre con la supervisión constante de los dos pilotos.

La complejidad de los sistemas de piloto automático modernos depende del tipo de aeronave donde se encuentre instalado. En el caso de los aviones comerciales, el piloto automático se integra dentro de un complejo sistema de navegación de vuelo que gestiona toda la electrónica; su uso se traduce en vuelos más seguros y más eficientes con el combustible, al poder programar una velocidad de crucero óptima para el ahorro.

¿De qué tareas se puede hacer cargo el piloto automático?

Según el piloto profesional Joe Shelton, en un sistema de vuelo autónomo moderno estas son las tareas más comunes que podemos encontrar (algunos pilotos automáticos no incluirán todas ellas, mientras que los más complejos deberían cubrirlas todas):

Capacidad de programación y mantenimiento del rumbo: El sistema debe tener la capacidad de que el piloto pueda programar un rumbo previamente para que el avión vuele siguiendo esa ruta.

Navegación por el rumbo de la aeronave: El sistema debería incluir la posibilidad de que el piloto pueda llevar un seguimiento preciso a cada momento, como con el GPS de un coche.

Mantener la altitud: El piloto debe poder programar una altitud deseada e incluso poder establecer a la velocidad de ascenso o descenso a la que se desplazará la aeronave automáticamente.

Alineación y aproximación a la pista de aterrizaje: Esta característica hace que la aeronave se aproxime y se alinee en la fase de aterrizaje hasta el momento en el que el piloto coge los mandos.

Fuente: Ecodiario.es