Este es según las azafatas el sitio del avión en el que se disfruta de un mejor servicio.

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Los debates sobre cuál es el mejor asiento de un avión son constantes. No es lo mismo si hablamos de seguridad, de comodidad o de atención por parte del personal de cabina. Y es precisamente este último aspecto el que nos ocupa en esta ocasión.

Contrariamente a la creencia popular, no solo reciben un tratamiento de primera los pasajeros que se sientan en la parte delantera de la aeronave y pagan expresamente por ello. Según confiesa Annie Kingston, una azafata de vuelo, en el portal de viajes Oyster.com, los mejor atendidos a bordo son los ocupantes de las últimas filas.

Los viajeros tienden a elegir las butacas delanteras para desembarcar primero y asegurarse de que no van a quedarse sin su opción preferida de menú, pero, Kingston considera, en cambio, que sentarse al final tiene una ventaja mayor: reciben mejor atención por parte del personal.

La razón es simple “intentamos evitar responder a las llamadas de los pasajeros situados en la parte delantera del avión porque esto crea un efecto contagio y todos acaban queriendo lo mismo”, algo que, según la azafata, puede provocar más de un problema. Y es que, añade “los aviones no suelen tener suficientes almohadas, tapones para los oídos, cepillos de dientes o vodka, y a veces los vuelos no son tan largos para dar servicio a tanta demanda”. En cambio, reconoce, “es mucho más fácil desviar la segunda mini botella de vino a una butaca de las últimas filas”.

Amanda Palle, auxiliar de vuelo y colaboradora de FlayerTtalk, una página web dirigida a viajeros frecuentes, corrobora esta afirmación en una entrevista publicada en el Sun Online Travel. Según Palle, además de recibir un mejor servicio, los ocupantes sentados al final del avión por lo general establecen una mejor relación con el personal de cabina, especialmente con los pasajeros sentados en las dos últimas filas. Una vez terminado el servicio, cuando la actividad se reduce y pueden relajarse, son más propensos a interactuar con los viajeros sentados más cerca. Y esto, por supuesto, tiene su contrapartida.

Cuando la actividad se reduce, los auxiliares son más propensos a interactuar con los pasajeros sentados más cerca.

Fuente: La Vanguardia

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