Si se construye el nuevo aeropuerto de México, será austero, advierte próximo secretario de Transportes.
Si la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) continúa, como resultado de la consulta de octubre próximo, la obra será revisada y se le quitarán lujos innecesarios que están planteados actualmente para hacerlo digno, funcional, correcto y austero, afirmó el próximo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú.
“Vamos a revisar todo para quitarle oropel, boato (ostentación), lujos, etcétera. Ya oyeron que cuando se planteó esta opción el propio ingeniero Carlos Slim dijo: si cambiamos a insumos nacionales ahorramos US$1.000 millones, pero otra gente me comentó: creo que podemos ahorrar hasta US$2.000 millones (de los US$13.300 millones presupuestados), es lo que estamos viendo”, refirió.
Luego de participar en la entrega a ingenieros de información para que den sus puntos de vista (a favor y en contra) sobre la posibilidad de seguir con el NAIM o desarrollar la base de Santa Lucía como nueva terminal, también comentó que si gana la primera opción podrían cancelar obras futuras que consideren necesarias, aunque no adelantó cuáles.
Sobre el tipo de lujos que podrían evitar, por el momento sólo comentó que podrían ser en el edificio terminal (que a la fecha tiene un avance global de 3,8%) porque su estructura es muy compleja y los pisos, en lugar de traerse de otro país se pueden fabricar en México.
Luego de que el empresario Slim sugiriera ahorros con el uso de insumos locales, el actual titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, afirmó que era una opción que ya evaluaban (aunque no lo hizo público antes), pero que no se trataba de algo fácil porque se debía consultar con el arquitecto maestro (Norman Foster y Fernando Romero) para que mantenga la calidad requerida para lograr las certificaciones internacionales que se buscan.
¿Si se usan materiales mexicanos se corre el riesgo de perder las certificaciones que tanto ha anunciado el gobierno federal?
Sería una tragedia eso, entonces ya no nos vamos a meter (refirió con ironía). Vamos a llegar a un aeropuerto, el que sea, ése o Santa Lucía: digno, funcional, correcto y austero.
Los retrasos previstos y el AICM. Ante ingenieros civiles, aeronáuticos o eléctricos, Espriú reiteró que el gerente del proyecto del NAIM, la firma estadunidense Parsons, les confirmó lo que habían anticipado desde hace varios meses: existe un retraso en la obra de al menos un par de años y que no podría estar listo para su operación hasta el 2022, a pesar de la promesa del actual gobierno de inaugurarlo en octubre del 2020.
“Pensamos que si sigue esa obra será muy difícil que no se presenten contingencias, por lo que podría estar listo para el 2023”, comentó.
Por lo anterior, el próximo funcionario dijo que será necesario tener alternativas para hacer frente a la saturación que enfrenta, y enfrentará por lo menos cinco años más, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y también pidió la ayuda de los ingenieros para que ofrezcan soluciones para dicho periodo.
“Los ingenieros, de ahora en adelante, en la SCT van a ser nuestros consultores obligados. Vamos a preguntar sus puntos de vista porque tengo mucha confianza en la ingeniería mexicana. Vamos a aprovechar el talento de los ingenieros mexicanos para hacer las cosas mejor”, agregó.
Los expertos tendrán un par de semanas para ofrecer sus puntos de vista y a partir de ahí se iniciarán las mesas de discusión entre los diferentes actores relacionados con el nuevo aeropuerto, de tal manera que a finales de octubre se realice la consulta entre la población en general.
“Sabemos que es poco tiempo el que les damos, pero muchos ya tienen información previa. No queremos retrasarnos más para no generar incertidumbre”, declaró Espriú.
Por El Economista
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