El avión supersónico, la apuesta de la aviación americana.

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El 24 de octubre de 2003 voló por última vez el Concorde tras casi tres décadas de servicio. El accidente que sufrió una de las aeronaves el 25 de julio del año 2000 y la escasa rentabilidad de la marca provocaron que el icónico avión supersónico de British Airways y Air France se quedase sin alas. Más de una década después, tres compañías estadounidenses están trabajando para ver de nuevo en el cielo otro avión supersónico. «Solo el tiempo dirá quién gana esta carrera», explica Boom Technology, empresa emergente estadounidense.

La primera carrera por conseguir un avión de estas características la libraron la Unión Soviética contra Reino Unido y Francia durante la segunda mitad del siglo XX. Entonces, el Túpolev Tu-144 fue el primer avión comercial en superar la velocidad Mach 2. Sin embargo, el éxito comercial de la aviación supersónica se lo adjudicó el Concorde. Ahora, las compañías Boom Technology, Aerion Corporation y Lockheed Martin -en asociación con la Nasa- son tres compañías estadounidenses que se han propuesto habilitar la próxima generación de aviones comerciales supersónicos que acortarán todavía más el mundo. «Imagínese llegar de Los Ángeles a Nueva York en menos de tres horas. Ese es el objetivo», explica Lockheed Martin a este medio. Airbus, por su parte y según fuentes consultadas, entiende que el futuro de la aviación corre a cargo de la innovación y la sostenibilidad: «El desarrollo de la propulsión eléctrica e híbrida eléctrica es una de las tecnologías más prometedoras».

La optimización de la movilidad del ser humano es uno de los retos de las sociedades del futuro. Las tres compañías consultadas entienden que la aviación supersónica será uno de los revulsivos del transporte de la próxima década. Lockheed Martin explica que la aviación supersónica «hará posible un mercado aeroespacial global completamente nuevo, que permitirá a los pasajeros viajar a cualquier lugar en la mitad del tiempo que lleva hoy». Por ejemplo, el avión de Boom realizaría el trayecto Madrid-Buenos Aires en unas seis horas y media, cuando ahora alcanza las 13 horas.

Rentabilidad y seguridad

Uno de los problemas que llevó al Concorde a cesar su servicio fue la falta de rentabilidad. Las tres compañías consultadas asumen que gracias a los avances tecnológicos de este siglo y su propuesta de modelo de negocio solventan el asunto de la rentabilidad. Aerion defiende que su servicio se centra en el sector de los jets privados: «Aerion está ingresando al mercado con el primer avión comercial porque existe un sólido espacio de negocio para que la aeronave sea tecnológicamente viable». Boom Technology, por su parte, sentencia que su propuesta tiene «todas las tecnologías necesarias para construir un avión de pasajeros Mach-2.2 financieramente viable».

Sin embargo, la aeronave que Lockheed Martin está preparando, junto a la Nasa, el X-59 QueSST, tiene por objetivo anular las restricciones que existen para los vuelos supersónicos que transcurren por áreas continentales. Y que se deben al ruido que genera superar la velocidad del sonido.

Así, Lockheed Martin explica que su colaboración con la Nasa tiene por objetivo «cambiar las regulaciones actuales que prohíben los viajes supersónicos por tierra para permitir el transporte comercial supersónico a cualquier parte del mundo». La compañía entiende que su trabajo es fundamental para el futuro de la aviación supersónica, pero recuerda que «este modelo de negocio solo serviría a un tercio del mundo y, en última instancia, no es económicamente viable».

El otro de los motivos que llevó al fracaso del Concorde fue las sospechas sobre la seguridad, sobre todo tras el accidente del vuelo 4590 al poco de su despegue del Aeropuerto de París-Charles de Gaulle y que provocó la muerte de todo el pasaje y tripulación.

Las compañías consultadas entienden que sus propuestas son tan seguras como un avión normal. Aerion promete que su aeronave «se certificará con los mismos estándares que los aviones comerciales». Y Boom asume que «volar es, con mucho, la forma más segura de viajar, y los aviones comerciales supersónicos serán tan seguros como los aviones de pasajeros de hoy».

¿Cuándo?

El avión de pruebas X-59 QueSST X-59 de Lockheed Martin hará su primer vuelo en 2021. Aerion asegura que lo hará en 2023, la certificación de la Administración Federal de Aviación la conseguirá en 2023 y la entrada del servicio se producirá en 2026. Mientras, Boom explica que su prototipo biplaza volará el próximo2019, y su avión de producción entrará en servicio en 2025.

Por Yago Gantes – El Economista

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