¿Es posible acabar con la amenaza de los drones en los aeropuertos?

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La situación sin resolver de Gatwick y un nuevo cierre de Heathrow ilustran los desafíos que plantea la detección y la inutilización de los drones en los aeropuertos.

Menos de 24 horas después de que el ministro de Transportes Chris Grayling hablase en la Cámara de los Comunes sobre las medidas que tomaría el Gobierno para evitar que los aviones se quedasen en tierra a causa de los drones, un vehículo no tripulado provocó el cierre de Heathrow, el aeropuerto con más actividad de Reino Unido.

La suspensión de la actividad el pasado martes duró sólo una hora. Pero se produjo algo más de dos semanas después de que Gatwick, el segundo mayor aeropuerto británico, cancelase 1.000 vuelos por el avistamiento de drones. Los incidentes han llevado a preguntarse por qué es, en apariencia, tan fácil cerrar un aeropuerto británico por un dron.

Los incidentes con «objetos que se piensa que eran drones» ha aumentado de seis en 2014 a 93 en 2017

Es un problema de oferta, preparación y defensa. Los drones son fáciles de adquirir, y difíciles de rastrear. Son vehículos que pueden causar severos daños a los monitores de un avión, y no existe un límite de edad para comprarlos, ni se exige su registro. Se han convertido en un grave problema en Reino Unido. Una consulta del Gobierno arrojó que el número de incidentes con «objetos que se piensa que eran drones» implicados había aumentado de seis en 2014 a 93 en 2017.

Londres ha prohibido el vuelo de drones a menos de 1 kilómetro de un aeropuerto, y Grayling anunció el lunes que la distancia se ampliaría a 5 kilómetros, pero no se obligará a los pilotos de drones a realizar test de seguridad online ni a los propietarios de drones de más de 250 gramos a registrarse en la Autoridad de Aviación Civil hasta noviembre de 2019.

Andy McDonald, el responsable de Transportes de la oposición, calificó la estrategia del Gobierno de «caótica» y dijo que Grayling había sido un «negligente al no anticipar medidas para proteger mejor las infraestructuras nacionales» tras un incidente con un dron en Gatwick en 2017.

Protocolos frente a drones

Los aeropuertos llevan algún tiempo diseñando protocolos frente a los drones, pero aún tienen que dar el salto a los equipos avanzados. En una presentación en julio de 2018, Damien Trower, el responsable de seguridad de Gatwick, explicó que el aeropuerto estaba tratando de concienciar a la comunidad indicando los lugares desde donde era probable que se lanzasen drones y colocando señales de «prohibido drones» en algunas zonas. También mencionó una tecnología de detección e interceptación «en el futuro», pero no dio una fecha.

Ningún sistema puede eliminar por sí mismo la amenaza que plantean los drones comerciales

Gatwick explicó que había «probado diversas opciones», aunque no nombró ninguna, pero añadió: «No existe ni una sola solución comercial demostrada para lo que afrontamos aquí». Apuntó a sus protocolos de seguridad para garantizar la seguridad del espacio aéreo, que implicaban la cancelación de vuelos, y explicó que había comprado equipamiento militar. Heathrow no quiso confirmar cuándo preveía que estuviese instalada la tecnología antidrones (comprada después del incidente de Gatwick), ni explicó las razones de no haberla adquirido antes.

Y, una vez instalado, el equipamiento tampoco será infalible. El sistema antidrones de la Real Fuerza Aérea británica (RAF), desplegado primero en Gatwick y ahora en Heathrow, es muy eficaz a la hora de detectar e inutilizar drones, según los analistas. El problema es que ningún sistema puede eliminar por completo la amenaza que plantean los pequeños drones comerciales que no son captados por unos radares diseñados para rastrear grandes números de aviones a largas distancias.

Difíciles de detectar

Una autoridad de defensa europea apuntó al ejemplo del ejército estadounidense, que según explicó disponía de más de 20 sistemas distintos frente a los ataques con drones en el campo de batalla. «La razón de que tenga tantos es que ninguno funciona de forma independiente», afirmó.

La mayoría de aeropuertos e instalaciones gubernamentales como las bases militares probablemente utilicen la geolocalización. Ésta impide que drones comerciales programados sobrevuelen de forma deliberada o involuntaria espacio aéreo sensible y protegido. Pero no bloquea a los drones pilotados por control remoto.

Para detener a este tipo de máquinas, los aeropuertos tendrían que emplear un sistema más sofisticado, como el de la RAF. Esto no sólo daría a las autoridades aeroportuarias y a la policía un radar más potente capaz de detectar el pequeño dispositivo, sino que también les permitiría, de ser necesario, utilizar microondas o señales de interferencia eléctricas para bloquear la radiofrecuencia empleada por el operador.

La dificultad que esto plantea, según los analistas, es que un sistema de interferencias militar corre el riesgo de afectar a los cientos de sistemas aéreos de aeropuertos globales como Heathrow y Gatwick y de sus alrededores. Aunque las interferencias sólo se utilizarían cuando todos los aviones estuviesen en tierra, habría que comprobar y certificar cada uno de los aviones inmediatamente después, provocando más retrasos y trastornos. Luego están los posibles efectos colaterales sobre los miles de pasajeros cuyos teléfonos móviles y otros dispositivos de comunicaciones se verían afectados por las interferencias.

Por Josh Spero, David Bond – Financial Times, Expansión