Cuándo puedes (y cuándo no) cambiarte de asiento en el avión.

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Se cierran las puertas, los motores rugen y el pasajero ve que hay asientos sin ocupar. ¿Puede levantarse y ocuparlo? ¿Y qué pasa si decide cambiar de clase? No siempre uno puede sentarse en una plaza libre, aunque esté en la misma categoría. Hay algunos códigos que conviene respetar en el avión.

Si el asiento de al lado está vacío y el viajero prefiere estar junto a la ventanilla, no hay problema. Pero las complicaciones llegan si se decide saltear un par de filas para estar con un amigo o la pareja que quedó en otra parte de la cabina.

No complicar a los tripulantes

Los tripulantes llevan un control de dónde está sentado cada pasajero, esencial para poder organizar la distribución de las comidas, sobre todo de los que solicitaron un menú especial, o si alguna persona tiene problemas de movilidad o alguna dolencia médica.

Si es que se encuentra una plaza más interesante, lo mejor es avisar al personal de a bordo. Casi seguro que la respuesta será positiva, pero con educación se logran mejores resultados.

No siempre se puede cambiar

Eso sí: aunque sea en la misma clase, no todos los asientos son iguales: los que están ubicados en la fila de la salida de emergencia tienen más espacio para extender las piernas, por ello las aerolíneas los ofrecen pero con un recargo que puede oscilar entre los 20 y los 50 euros.

Si se ocupa, lo más probable es que algún tripulante tarde o temprano advierta la jugada.

Además, por razones de seguridad la persona que está junto a la salida de emergencia tiene que tener la aptitud física para poder abrir la compuerta en caso de que sea necesario.

Cuándo hacer el enroque de plazas

El momento ideal para cambiar de asiento, si fuera posible, es cuando por los altavoces se anuncia que terminó el proceso de embarque.

Pero para evitar problemas cargando los artículos personales y que el pasillo se convierta en un juego de la silla, lo mejor es esperar a que el avión esté en velocidad crucero y se hayan apagado las señales de mantener el cinturón de seguridad.

La cacería por el asiento ideal

Esto suele suceder en compañías de bajo coste como Ryanair, donde muchos pasajeros prefieren no pagar por reservar su plaza, y cada uno se sienta donde más le gusta. O donde puede.

O si el avión está con menos de la mitad de pasajeros, y sobre todo en vuelos largos, comienza la cacería por apropiarse de dos o tres asientos para convertirlos en improvisadas camas.

La importancia del centro de gravedad

Sin embargo, en los aviones pequeños, las tripulaciones vigilan que la distribución de plazas esté equilibrada, para que el avión mantenga su centro de gravedad.

El centro de gravedad va cambiando durante el vuelo, conforme el peso se reduce por el consumo de combustible.

Muchas compañías aéreas tienen un software que calcula el balance que necesita el avión de acuerdo a la distribución de asientos ocupados.

Por ello no es extraño que en alguna oportunidad los tripulantes soliciten a algunos pasajeros que se cambien de lugar para que el avión tenga la superficie de equilibrio adecuada.

¿Y cambiar de categoría?

Lo que no es posible es cambiarse de categoría por más que el asiento esté vacío. La mayor amplitud de las plazas, el mejor servicio de comidas y bebidas y las amenities obsequiadas al pasajeros tienen un costo, y por eso existe la diferencia de precio.

Pretender sentarse en business o en la económica premium, aunque ya haya pasado el galley con el servicio a bordo, se considera una estafa para la aerolínea.

Por supuesto que los pasajeros que se quieren pasar de listos han probado todas las excusas posibles para justificar su movida, pero los tripulantes se las conocen todas.

Cómo subir de clase

Si uno quiere cambiarse de categoría, debería realizar el proceso por internet antes del vuelo. La segunda opción es al momento de facturar el equipaje. Y ya como última alternativa, consultando al personal de a bordo, pero estando preparando para pagar por el upgrade con la tarjeta de crédito.

Y como debe ser, solicitando el cambio con educación. Sino, la respuesta más inmediata será “lo siento, todos los asientos están ocupados”.

Por Juan Pedro Chuet-Missé – Cerodosbe

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