La verdadera razón por la que los aviones comerciales no vuelan sobre el Himalaya.
¿Cómo demonios puede ser posible que en el año 2019 estemos pensando en colonizar Marte cuando ni siquiera somos capaces de tener vuelos comerciales sobrevolando el Himalaya? Lo que nos lleva a una pregunta más sencilla, ¿por qué no podemos volar sobre esa asombrosa zona y deleitarnos con las vistas?
La simple imagen en mi cabeza de un vuelo comercial donde estés en el asiento de ventana admirando la majestuosidad del Monte Everest me inclina a pensar que muchos estarían dispuestos a pagar un plus por ello, sin embargo, ese tipo de vuelos no existe a día de hoy, y como veremos, las razones son varias.
En primer lugar tenemos que tener en cuenta que esta zona del planeta, especialmente el Himalaya, tiene montañas de más de 6.000 metros, incluido el Monte Everest de casi 9.000 sobre el nivel del mar. Si bien la mayoría de los aviones comerciales pueden volar a 9.000 metros o más, generalmente vuelan en la troposfera. La cima del Himalaya toca la estratosfera.
Así que para volar a una distancia segura sobre el Himalaya, los vuelos tienen que ir aún más lejos en la parte inferior de la estratosfera, y ahí el aire es extremadamente fino. Los niveles de oxígeno también serán bajos. Como consecuencia de ello, nos podemos hacer una idea de las turbulencia de aire y la propia inquietud de los pasajeros. Además, la fuerza del viento es extremadamente fuerte, y la presencia de montañas hace que las maniobras del avión sean aún más difíciles.
Por otra lado, la seguridad ante un eventual aterrizaje de emergencia no está asegurada. El procedimiento de un aterrizaje de emergencia de un vuelo comercial se realiza en un terreno plano, y la región del Himalaya casi no tiene superficies planas. Por tanto, en caso de emergencia, el piloto no tiene lugar para aterrizar el avión de manera segura. Esto sin contar que el único escenario que ven son montañas en todas partes.
Siguiente problema: mientras que la mayoría de los aviones pueden volar a grandes altitudes donde los niveles de oxígeno son bastante bajos, las aerolíneas generalmente vienen con unos veinte minutos de oxígeno. Por tanto, si se produce una situación en la que se agota el suministro de oxígeno en la cabina, el vuelo debe descender al menos a 3.000 metros para reponer el oxígeno. El “pero”: en el Himalaya, descender a 3.000 metros es un suicidio.
Por si todo esto no fuera suficiente, tenemos que hablar de la relación India-China. Los principales países que se encuentran al lado del Himalaya y el área tibetana no cuentan con muchos servicios de vuelo entre ambos. El oeste de China tiene una población muy baja y en realidad no necesita viajar en avión. Además, los principales servicios de vuelo entre India y China ni siquiera pasan por la zona.
Todo ello deriva en otro gran inconveniente. Si un avión se encuentra en una situación de riesgo, el piloto se comunica con el suelo a través de sistemas de radar. Sin embargo, al ser un área de baja población, los servicios de radar son casi inexistentes en el Himalaya. Además, las fuerzas aéreas de ambos países tienen bases en varias partes del Himalaya y, en general, impiden que las aerolíneas comerciales vuelen sobre ellas.
Por cierto, aunque no hay muchos vuelos al Himalaya, hay dos aeropuertos en la región. Sin embargo, tienen pistas extremadamente cortas, por lo que solo son factibles para aviones pequeños.
Por Miguel Jorge – Gizmodo
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