El Gobierno portugués da luz verde a un nuevo aeropuerto en Lisboa que podría inundarse antes de 2050.
La Agencia Portuguesa del Medioambiente (APA) ha dado su visto bueno al proyecto que propone la construcción de un segundo aeropuerto en Lisboa en los terrenos de la actual Base Aérea Nº 6 de la Fuerza Aérea Portuguesa en Montijo. La nueva infraestructura servirá para reducir la presión sobre el Aeropuerto Humberto Delgado en el suburbio lisboeta de Portela, que se ha visto superado por el creciente número de pasajeros aéreos traídos por el boom del turismo que vive la capital lusa, y costará unos 1.000 millones de euros, que se sacarán principalmente de las tasas cobradas por ANA – Aeropuertos de Portugal.
El visto bueno de la APA permite al Ejecutivo de António Costa superar uno de los principales obstáculos para la construcción del segundo aeropuerto: su proximidad a la Reserva Natural del Estuario del Tajo, un santuario para más de 50.000 aves acuáticas invernantes. La agencia considera que el Gobierno puede garantizar el bienestar del ambiente protegido tomando medidas especiales -cuyo coste rondará los 48 millones de euros- para salvaguardar a las 2.500 hectáreas en los que viven las especies que podrían verse afectadas por la infraestructura.
Sin embargo, sigue sin estar resuelto un problema ambiental mucho mayor: el posicionamiento del nuevo aeropuerto a las orillas del Tajo, en una zona que podría estar debajo del agua antes de 2050. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Lisboa y revelado por TSF, los pronósticos sobre la subida del nivel medio del mar en la costa lusa durante los próximos años indican que la actual base militar será cada vez más susceptibles a inundaciones, y que eventualmente partes del terreno serán reconquistados por el río.
En declaraciones a la cadena radiofónica Carlos Antunes, especialista en ingeniería geoespacial de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa y coordinador del estudio, afirma que «es un riesgo construir el aeropuerto ahí. A medio plazo el nivel medio del mar va a subir varios metros, y no es una tendencia que vaya a parar en 2100».
CAMBIO CLIMÁTICO
Antunes y otros investigadores señalan que el proyecto va en contra de las estrategias internacionales de adaptación al cambio climático, principios que abogan por abandonar infraestructuras existentes en zonas de riesgo. Existe amplio consenso en que no tiene sentido construir nuevas edificaciones que se verán superadas por los efectos del calentamiento global en el futuro próximo.
Pese a las alertas de los expertos y la posibilidad que un proyecto aéreo multimillonario termine por ser un terminal submarino, el Ejecutivo luso mantiene sus planes de seguir adelante con la construcción del aeropuerto cuanto antes. El Gobierno está empeñado en seguir ampliando el turismo en Portugal, y el ministro de Infraestructuras y Habitación, Pedro Nunes Santos, no ha dudado en afirmar que se necesita reforzar la capacidad aérea de la capital para dejar de perder «tiempo, dinero y turistas».
Aunque los lisboetas se muestran cada vez más hartos de los visitantes extranjeros que están fomentando una burbuja inmobiliaria en sus barrios, y pese al hecho de que el año pasado el Aeropuerto Humberto Delgado batió los récords lusos al registrar más de 29 millones pasajeros, se quiere dar más salidas al sector, y traer cada vez más gente a una capital que antes presumía de tener la identidad propia y gracia costumbrista de una pequeña ciudad.
Por Aitor Hernández-Morales – El Mundo
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