Aena prevé invertir 750 millones para unir las terminales 1, 2 y 3 de Madrid-Barajas.

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La empresa Aena abordará la remodelación del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas en su próximo plan estratégico. Según aprobó el consejo de administración de la empresa gestora de los aeropuertos españoles en su última reunión, la operación consiste en unificar las actuales terminales 1, 2 y 3 y en ampliar la T4 y su satélite para optimizar el funcionamiento general y elevar el número potencial de pasajeros de 70 a 80 millones. La inversión total prevista ronda los 1.500 millones de euros, que se reparten prácticamente a partes iguales entre las dos instalaciones que compondrán el aeródromo en el futuro.

En la actualidad, las terminales 1, 2 y 3 plantean algunas deficiencias y disfunciones, como los accesos separados y la falta de un aprovechamiento racional, que las hace menos operativas que la vecina terminal 4. Por eso, el planteamiento de Aena pasa por reconstruirlas y hacer una única terminal, que tendrá una sola entrada (desaparecen los distintos enlaces por carretera) y un procesador de nueva construcción, que se instalará sobre la superficie del viejo aparcamiento. Este nuevo nodo de acceso hará las funciones de distribución de pasajeros, facturación y recogida de equipajes y control de seguridad.

Es decir, habrá un acceso único y un procesador con todos los avances que le permitan ser un edificio sostenible, según las fuentes consultadas. Este nuevo distribuidor, en forma de rectángulo ocupará una superficie de 140.000 metros cuadrados en tres alturas. Desde él se alcanzarán los actuales edificios terminales, que se convertirán, una vez superado el control de seguridad, en lo que en el argot aeroportuario se denomina zona aire y donde se ampliará la zona comercial a todos los corredores.

La reforma también incluirá un nuevo aparcamiento de tres plantas para empresas de alquiler de coches y VTC, con capacidad para 1.100 vehículos, que se ubicará inmediatamente antes del nuevo procesador, según se llegue al aeropuerto. Al otro lado, estará un nuevo aparcamiento para coches privados de cinco plantas, que albergará en torno a 2.250 plazas y complementará al existente en la actualidad. Una vez se hayan definido los viales y accesos, incluidos la conexión con el Metro, se podrá decidir si se incluye una gasolinera.

Trámites y permisos

La empresa, en la que el Estado tiene el 51% del capital a través de Enaire (antigua Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea), tiene previsto incluir el proyecto en el Documento de Ordenación y Regulación Aeroportuaria (DORA) correspondiente al periodo 2022-2026, una vez que haya sido aprobado por el Gobierno. Pero, para encarrilar la operación tienen que empezar ahora los trámites y lanzar el proyecto para que esté listo en dos años. Lo primero que se ha hecho es sacar la licitación para hacer el diseño y la ingeniería, que ha ganado por concurso una UTE formada por las firmas Typsa y Vidal. Asimismo, se ha comunicado a las aerolíneas, que son las que soportarán las inversiones por la vía de las tasas.

El proyecto debe contar con los informes preceptivos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Dirección General de Política Económica, además de someterlo a consulta del Comité de Coordinación Aeroportuaria. Posteriormente, la propuesta debe enviarse a la Dirección General de Aviación Civil, dependiente del Ministerio de Fomento. Según el calendario de Aena, este informe debe estar listo antes de marzo de 2021 para que, definitivamente, lo apruebe el Consejo de Ministros antes de septiembre de ese año y se pueda abordar la nueva terminal, cuya denominación no se ha decidido.

Además, está a la espera de la demolición del edificio fantasma que está en la entrada a la actual T-2 y que iba a destinarse al hotel Sampol. El frustrado proyecto, de 2007, acabó en pleito que ganó Aena en la Audiencia de Madrid en sentencia que confirmó el Supremo. Según esta, los propietarios (Sampol) deben pagar nueve millones por daños y perjuicios. La duda está en quién lo tiene que demoler.

El proyecto, muy ambicioso, pretende equiparar la nueva terminal a la más moderna y funcional T-4 y a su satélite, para los que también se contemplan ampliaciones. Según los planes de la empresa que preside Maurici Lucena, las obras de la T-4 consisten en alargar los dos brazos (el del edificio principal y el del satélite) hacia el norte para solucionar los problemas de capacidad que se están empezando a plantear. Asimismo, ayudará a desarrollar el hub que quiere establecer el grupo Iberia (propiedad de la hispanobritánica IAG) una vez que se haya finalizado la adquisición de Air Europa, ahora usuario de la T-2. El objetivo es alcanzar las 120 operaciones a la hora entre las dos futuras terminales. La media actual es de 100.

La mejora del aeropuerto madrileño no es la única que tiene Aena en cartera: la empresa también piensa acometer importantes inversiones en otras instalaciones del territorio nacional, entre ellas El Prat de Barcelona.

Plan fotovoltaico

Aena también quiere rentabilizar al máximo los terrenos que tiene ociosos junto a los aeropuertos. En 2018 ya lanzó un plan inmobiliario para levantar oficinas e impulsar la actividad comercial y logística a partir de inversión público-privada en esas áreas. Posteriormente, en marzo pasado aprobó un plan para autoabastecimiento energético a partir de paneles solares. Según los planes de Aena, la inversión prevista es de 250 millones, pero supondría un ahorro del 70% de la factura eléctrica, que hoy asciende a 75 millones al año (es decir, un ahorro de 52,5 millones). Con esta medida, que ya está en desarrollo, con una primera fase adjudicada a la UTE Cyme-Insae por 8,2 millones, prevé un recorte del 40% de la huella de carbono.

La compañía tiene el objetivo de instalar paneles solares, además de Madrid y Barcelona, en unos 20 aeropuertos de los 46 que tiene en España, principalmente en los que cuenta con más terreno liberado y más sol. El resto del plan inmobiliario se está terminando de desarrollar y se espera para el año que viene.

La estrategia incluye la sustitución antes de 2025 del 100% de los vehículos por turismos abastecidos con energía verde, así como un plan de sustitución de utilizados para handling (el servicio de asistencia en tierra a aviones), cuya explotación la realizan empresas ajenas. Asimismo, plantea la instalación inicial de 2.300 puntos de recarga de coches eléctricos en los aparcamientos (uno por cada 40 plazas) y de tomas para aeronaves.

Por Miguel Ángel Noceda – El País

Foto: AENA

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