El avión supersónico experimental de la NASA entra en la última fase de su desarrollo.
El X-59 QueSST , el primer avión pilotado que desarrolla la NASA en 30 años –en esta ocasión conjuntamente con Lockheed Martin –, encara las últimas fases de su desarrollo, para convertirse en el primer nuevo avión supersónico que despega desde que el Concorde lo hiciera por última vez en 2003.
El pasado 16 de diciembre, la NASA anunciaba, en un comunicado, que se había “autorizado el ensamblaje final y la integración de los sistemas del aeroplano, tras una exhaustiva revisión del proyecto realizada por altos ejecutivos en la sede de esta agencia en Washington”.
La próxima reunión tendrá lugar a finales de 2020, y en ella se tendrá que autorizar el primer vuelo del avión, a realizar durante 2021. Eso sí, antes la NASA probará el avión sobre el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA y la base de la Fuerza Aérea Edwards en California.
Una vez que el avión demuestre que puede funcionar de manera segura, el X-59 volará sobre algunas ciudades de Estados Unidos, especialmente seleccionadas, para generar datos sobre su impacto y con el fin de medir la percepción pública.
Estos datos ayudarán a los reguladores a establecer nuevas reglas para permitir de nuevo el transporte aéreo supersónico comercial desaparecido con el Concorde.
“Con estas pruebas de vuelo, podremos proporcionar a los reguladores de todo el mundo los datos necesarios para ayudar a levantar las prohibiciones de vuelos supersónicos sobre tierra”, dijo este verano el gerente de la misión de demostración de vuelo de la NASA , Peter Coen.
Y es que el X-59 no es nada más que eso. Un avión experimental que nunca transportará pasajeros, pero que puede ayudar al despegue de una nueva generación de aviones comerciales supersónicos, destinados a demostrar que es posible construir una aeronave comercial capaz de volar a la velocidad del sonido o más rápido, pero evitando sus dos grandes inconvenientes: el excesivo consumo de combustible, y el boom sónico que se produce cuando un avión rompe la barrera del sonido.
Las restricciones existentes actualmente sólo permiten que los aviones supersónicos comerciales vuelen sobre el océano debido al estallido sónico que escuchan las personas en tierra.
Durante la década de 1960, cuando los Estados Unidos y Europa desarrollaron un transporte supersónico civil (el SST y el Concorde, respectivamente), hubo quejas sobre la molestia que representaban las explosiones sónicas de los aviones.
En 1973, después de varios años de investigación, la Administración Federal de Aviación prohibió a los aviones volar sobre tierra más rápido que mach 1. El programa SST se canceló en 1971, pero el Concorde voló entre 1976 y 2003.
La nave espera el mismo ruido que se escucha al cerrar la puerta de un coche
Estas aeronaves crean un fuerte estallido cuando alcanzan la velocidad del sonido, por la acumulación de ondas de presión, pero los responsables del X-59 afirman que su nave será casi silenciosa. De hecho, las letras QueSST de su nombre completo responden a Quiet SuperSonic Technology (Tecnología supersónica silenciosa, en inglés).
Desde la NASA aseguran que si todo va como está previsto el avión podrá elevarse hasta más allá de los 16.000 km, volar a una velocidad de crucero de mach 1.42, y generar un boom que sólo será tan fuerte como el cierre de la puerta de un coche (75 decibelios de nivel percibido), o que incluso puede ser completamente silencioso.
La arma secreta con la que el X-59 para conseguirlo es la forma de su diseño, más estilizado, con un morro mucho más largo que el de todos sus predecesores, una envergadura de las alas de 9 metros, y la colocación de los motores en la parte superior del avión, y no en la posterior y bajo las alas como en el caso del Concorde.
Por Albert Molins Renter, La Vanguardia
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