Aena condiciona la nueva terminal satélite del aeropuerto de Barcelona a la ampliación de la tercera pista.

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El aeropuerto de Barcelona-El Prat se halla en una encrucijada: crecer aprovechando el impulso de los vuelos internacionales o quedar estancado. El presidente de Aena, Maurici Lucena, puso de relieve este jueves, en una conferencia en el Cercle d’Economia, la necesidad de llegar a un consenso con las instituciones públicas y las asociaciones económicas y empresariales para definir el desarrollo del aeropuerto y la ampliación de la tercera pista. Se da por descontado que, con la infraestructura actual y con los protocolos de operaciones que limitan el tráfico de los aviones, el Josep Tarradellas se acerca a su techo de actividad: 55 millones de usuarios al año. En 2019 pasaron por las terminales 52,6 millones de viajeros. En la ecuación para resolver cómo debe ensancharse el aeropuerto, Lucena también incluye a los municipios que rodean las pistas. Vecinos inseparables obligados a la convivencia pese a tener intereses opuestos. «Hay un caldo de cultivo perfecto para lograr que, a medio plazo, el aeropuerto de Barcelona se convierta en uno de los hubs más importantes del mundo», aseveró Lucena. Gavà, Castelldefels y Viladecans recelan de la expansión aeroportuaria por si acaba generando molestias para los inquilinos de las casas que lindan con el aeropuerto. Se le teme, sobre todo, al impacto acústico por el rugir de los motores. «Nuestro objetivo es convertir el Josep Tarradellas en un referente europeo en sostenibilidad», insistió Lucena en el Cercle d’Economia.

Sin alcanzar más tráfico, la inversión de 1.500 millones de euros anunciada por Aena queda en el aire. «Hay muchas cosas en juego, no sería responsable hurtar a los ciudadanos un debate honesto», advirtió el presidente de Aena. Y fue contundente al afirmar que si Barcelona-El Prat deja pasar la oportunidad de convertirse en un hub, la terminal satélite prevista para 2026 «no tendrá sentido». El hub que sostiene Aena consiste en convertir a Barcelona en un punto canalizador de vuelos internacionales, «el mercado lo está reclamando», apuntó Lucena, lo que hace necesario oxigenar el tráfico que registra la instalación. La opción que más agrada a Aena pasa por ampliar la tercera pista, la más cercana al mar, una actuación que implicaría actuar sobre los humedales del Delta del Llobregat que están catalogados y cuentan con protección medioambiental. Aena ofrece compensaciones para paliar la afectación de la zona verde y restituir el espacio en otra zona próxima.

Por Marc Rovira – El País

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