Derribo del vuelo MH17 en el este de Ucrania: el juicio del año en Ámsterdam.
El tribunal de máxima seguridad de Schiphol, en Ámsterdam, da comienzo este lunes al primer juicio celebrado hasta ahora por el derribo en julio de 2014 en el este de Ucrania del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, un proceso contra tres rusos y un ucraniano por el «asesinato» de casi 300 personas.
Están acusados de asesinato y homicidio involuntario de los 298 pasajeros de ese vuelo, incluidos 196 holandeses, según el equipo conjunto de investigación internacional (JIT), que continúa buscando información para identificar a todas las personas involucradas en esa masacre, con un ojo puesto en el Kremlin.
Ninguno de ellos dio la última orden, ni apretó el botón que lanzó el misil, pero los cuatro pudieron presuntamente evitar la tragedia, y se les supone relacionados con el transporte del lanzamisiles Buk, que provenía de una unidad del Ejército ruso, para derribar el avión que salió de Ámsterdam hacia Kuala Lampur el 17 de julio.
Según explicó a Efe la magistrada portavoz del caso, Yolande Wijnnobel, el primer día del juicio apenas entrará en el fondo del asunto y solo hará «inventario», es decir, saber si estarán o no los acusados, y en caso negativo, si enviarán un representante legal, y se escucharán las peticiones de la Fiscalía y de los familiares, como la solicitud de una indemnización.
Las cuatro personas objeto del juicio fueron identificadas por este mismo equipo el año pasado pero, salvo sorpresas, no se espera que ninguno de ellos se presente esta tarde en el tribunal, ya que ni la Constitución de Rusia ni la de Ucrania permiten extraditar a sus nacionales.
El primer identificado es el ruso Igor Girkin, conocido por el apodo de «Srelkov, el Arquero». Fue oficial de la seguridad rusa, combatiente en Chechenia y participó en la anexión de Crimea en marzo de 2014. Entre abril y julio de ese año, había estado liderando a los rebeldes en Slavjansk, en el este de Ucrania.
El 5 de julio, Girkin se trasladó a Donetsk, baluarte de los rebeldes prorrusos en Ucrania, como «ministro de Defensa» de los territorios ocupados por los separatistas, un rol que ocupaba también durante el derribo del MH17. Las conversaciones telefónicas interceptadas apuntan a que jugó un papel importante en el transporte del Buk.
También está Sergej Doebinski, un exoficial de inteligencia rusa que creció en el este de Ucrania -entonces parte de la Unión Soviética-, y sirvió en Afganistán y Chechenia, antes de trasladarse a la región de Donetsk cuando se enteró de que Girkin, su antiguo compañero en Chechenia, participaba en el conflicto.
Conocido como Chmoeri en los diálogos telefónicos, Dubinski dirigía una unidad de reconocimiento y espionaje durante las fechas del desastre del MH17, pero pocos meses después, se marchó hacia Rostov, en el sur de Rusia, donde reside ahora.
Pulatov es el tercer hombre de nacionalidad rusa procesado por la Justicia holandesa. Nació en Moscú y vive en Ulyanovsk, según las autoridades ucranianas, y también participó en la lucha en Afganistán y Chechenia.
Estuvo supervisando el Buk en diferentes ocasiones, unos veinte minutos después del derribo ya estaba en el lugar del desastre y hay grabaciones que muestran que conocía y no evitó que se lanzara el misil contra el avión de Malaysia Airlines.
El cuarto sospechoso es ucraniano: Leonid Charsjenko, alias «El Topo», un hombre sin antecedentes militares pero con un largo historial delictivo.
A los 16 años, fue declarado culpable de violación, salió de prisión poco antes del conflicto y era pescadero en un mercado local, pero en cuanto los rebeldes prorrusos se hicieron con el control de Donetsk, él se convirtió en alto comandante.
En julio de 2014, Charsjenko era jefe de una unidad de espionaje en el sureste de la región de Donetsk, tenía conocimiento de la localización del Buk e informó a su superior, Dubinsky, de que ya habían derribado «un avión de combate ucraniano», en realidad, el vuelo comercial fletado por Malaysia Airlines.
El primer día del juicio es clave para saber si se podrá hacer justicia. Los familiares de los supervivientes protestaron en la víspera frente a la embajada rusa en La Haya, donde instalaron 298 asientos vacíos, y acusaron a Moscú de «distorsionar la verdad», protegiendo a los acusados y testigos de lo ocurrido e impidiendo que acudan a declarar en este proceso judicial.
Rusia se niega a extraditar a los acusados, y tampoco reconoce al tribunal de Schiphol, mientras mantiene vivas las tensiones en la zona este de Ucrania, a las que ni aquella tragedia de 2014 logó marcar un fin.
Por Imane Rachidi – EFE, El Diario
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