Hay una razón para esa flatulencia frecuente cuando sales del avión.

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Es posible que te haya pasado toda la vida pero nunca encontraste el momento para contárselo a alguien. Cuando se viaja en avión, muchos pasajeros terminan el trayecto con la sensación de estar “hinchados”, razón por la que acaban lanzando gases después del vuelo. Lo cierto es que hay una razón para ello.

De hecho, la flatulencia posterior al vuelo tiene hasta nombre, descrita con guasa como HAFE, o Highus Altitude Flatus Expulsion. Esta sensación durante un vuelo que termina de forma indecorosa se desencadena por la física simple. Y es que cuando estamos a bordo de un avión, la presión del aire disminuye a medida que aumenta la altitud.

Debido a que tenemos aire en el intestino, y dependiendo de los gases producidos por los alimentos que comemos o el aire que tragamos, la presión baja significa que esos gases se expanden, creando la necesidad de liberarlos a través del método universalmente conocido por la humanidad.

Además, como verificaron en un estudio de 2013 un equipo de investigadores australianos que llevó a varios sujetos al pico de una montaña de 1.800 metros, pasar de altitudes bajas a altas rápidamente también puede evitar que el dióxido de carbono se disuelva en el torrente sanguíneo y haga que se difunda en el intestino, lo que aumenta la presión gastrointestinal.

En aquel curioso e insólito experimento en la montaña los sujetos de prueba duplicaron el número de flatulencias en comparación con las experimentadas antes del ascenso. De hecho, los pedos estuvieron presentes incluso 11 horas después del viaje.

En cuanto a por qué el gas parece sentirse un poco más incómodo después de bajar de un vuelo, seguramente se lo debemos a los asientos estrechos. Estar sentado durante mucho tiempo puede atrapar aire en el intestino. Para cuando salgas del avión, es posible que te sientas de “esa” manera.

Si formas parte de ese grupo silencioso donde la flatulencia posterior al vuelo es un problema, los expertos cuentan que es mejor evitar los alimentos que causan gases como el brócoli y los frijoles, así como las bebidas carbonatadas. Algunos médicos recomiendan evitar los alimentos que entran en el FODMAP, es decir, leche, yogurt, ciertas verduras y edulcorantes artificiales.

Y por último, no hay mejor remedio para combatir los HAFE que levantarse y caminar durante el trayecto. De esta forma evitarás que el gas quede atrapado.

Por Gizmodo

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