La Casa Blanca y el Congreso de EEUU preparan ayudas para salvar a las aerolíneas del COVID-19.
La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el Congreso ya han orquestado diversas medidas para hacer frente a la pandemia del COVID-19 en el país. A las ayudas iniciales por valor de 8.300 millones de dólares habría que sumar el paquete de estímulo fiscal aprobado el sábado por la Cámara de Representantes y la declaración del Estado de Emergencia Nacional, que libera 50.000 millones de dólares en fondos para los estados y municipios.
A la espera de que el Senado dé el visto bueno al proyecto de ley respaldado en la Cámara Baja, que cuenta ya con el respaldo de la Casa Blanca, las miras se dirigen ahora a los sectores directamente afectados por la situación actual. Entre ellos destacan principalmente las aerolíneas patrias así como los operadores de cruceros, cuyas operaciones se han reducido a mínimos dadas las prohibiciones de viaje impuestas por el gobierno federal.
«Tendremos que ayudar a la industria de las aerolíneas y asegurarnos de que sean muy fuertes», destacó el pasado viernes el propio Trump al declarar el Estado de Emergencia Nacional donde también se refirió a los operadores de cruceros. «Es una industria que se ha visto muy afectada por lo que está sucediendo con el virus. Y es una gran industria. Es una industria muy importante y los estaremos ayudando», añadió.
Durante el fin de semana, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, encargado de negociar el paquete de estímulo fiscal con la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, reconoció que «las aerolíneas son las más afectadas porque tenemos una circunstancia única en la que hemos prohibido los viajes». Cabe recordar que el pasado viernes se prohibieron durante 30 días los viajes desde 26 países europeos mientras a partir de la medianoche del lunes, esas restricciones se extenderán al Reino Unido e Irlanda.
El domingo, American Airlines anunció que comenzará una suspensión gradual de casi todos sus vuelos internacionales de larga distancia desde EEUU a partir del lunes. Los vuelos afectados incluyen los de Asia Pacífico, Europa y América del Sur. Esta decisión se implementará del 16 de marzo al 6 de mayo y reducirá su capacidad internacional en un 75% interanual.
Por su parte, Delta Air Lines reducirá drásticamente los vuelos en medio de la pandemia de coronavirus, dejando inactivos cerca de 300 aviones. En una nota interna a sus empleados, el consejero delegado de la compañía, Ed Bastian, dijo que la medida supone «la mayor reducción de capacidad en la historia de Delta», incluso después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Bastian reconoció, además, estar «en conversaciones con la Casa Blanca y el Congreso sobre el apoyo que pueden brindar para ayudarnos durante este período».
En esta misma línea, el consejero delegado de United Airlines, Oscar Muñoz, se ha reunido ya con legisladores y altos funcionarios de la administración Trump, mientras que el presidente de la aerolínea, Scott Kirby, ha estado en contacto cercano con distintos bancos para evaluar el impacto de la situación.
Helane Becker, analista de aerolíneas con Cowen, avisó esta semana en un informe a sus clientes que «aunque las posibles quiebras de las aerolíneas estadounidenses son poco probables a corto plazo, si las reservas no mejoran en los próximos tres meses, las cosas podrían deteriorarse rápidamente». United ya ha pedido una línea de crédito de 2.000 millones de dólares y Delta recaudó otros 1.000 millones de dólares la semana pasada. Hace dos semanas, American hizo lo propio, accediendo a 500 millones de dólares.
Por Jose Luis de Haro – El Economista
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