El coronavirus ha obligado a IAG a dar un giro de 180 grados a su plan estratégico. La primera reacción a la restricción de la movilidad ha sido renunciar al objetivo de crecimiento del 3,2% para 2020. A finales de febrero, la dueña de British Airways e Iberia ya redujo la previsión al 2% por la cancelación de las ruta a China y la caída de la demanda, pero el cierre de las fronteras y la falta de visibilidad sobre la recuperación, han llevado al holding a prepararse para reducir el tamaño de flota y limitar las salidas de capital frenando inversiones, como la compra de aviones, y recortando gastos.
Así, la compañía que dirige Willie Walsh ya trabaja para adelantar la jubilación de unos 67 aviones, ha abierto negociaciones con Airbus y Boeing para retrasar la entrega de los pedidos y estudia no renovar los contratos de leasing que vencen entre 2020 y 2021. «Nuestro análisis sobre la probable evolución de la demanda en 2020 es que no vamos a necesitar que todos nuestros aviones vuelvan a estar en servicio. Por eso estamos evaluando cuántos de los que están en tierra se quedarán permanentemente parados», aseguró Walsh a los analistas.
En este sentido, el consejero delegado de IAG aseguró que esta negociando con Boeing y Airbus para retrasar las entregas de aviones previstas aunque señaló que no habían cancelado ningún pedido. «El objetivo es retrasar el gasto de capital y estamos teniendo un dialogo muy positivo con ambos fabricantes. Está siendo muy constructivo y esperamos conseguir una flexibilidad adicional en nuestros contratos», aseveró el directivo.
IAG cerró 2019 con una flota de 598 aviones y unos compromisos de 12.673 millones para la adquisición de 147 aeronaves a Airbus y Boeing hasta 2025. Así, entre 2020 y 2022 tenía previsto recibir 34 A320 y sólo en 2020 un A330 y cuatro B777. Entre 2020 y 2024 debe recepcionar 33 A350. En este punto, Iberia tiene que recibir 12 aviones de Airbus en 2020.
En cuanto a la reducción de la flota, Walsh ha señalado que los 30 aviones B747 de British Airways y los 16 A340 que opera Iberia ya están totalmente amortizados por lo que «es de esperar» que busquen «acelerar la retirada de esas aeronaves». En el combo también se incluyen unos 20 aviones de pasillo único y un par de A330 de Aer Lingus. Respecto a los contratos de leasing, el consejero delegado explicó que tienen «un número significativo» de aviones de corto y medio radio cuyo arrendamiento concluye entre 2020 y 2021, lo que les otorga «una gran flexibilidad». «Nuestro planteamiento, en esta etapa, es que la actividad y la demanda será menor de lo que habíamos planeado y, por lo tanto, tendrá sentido que retiremos permanentemente parte de estos aviones», aseguró Walsh.
En líneas generales, las aerolíneas ya han asumido que van a tener toda o casi toda su flota en tierra hasta junio y que no podrán recuperar el volumen de actividad previos a la emergencia sanitaria en mucho tiempo, retrasando a 2021 la reactivación del mercado internacional.
Así, aerolíneas como easyJet y Lufthansa también están negociando con Airbus y Boeing la cancelación y el retraso de las entregas. «Hay muchos aviones que ya se han pagado pero buscamos retrasar entregas y cancelar pedidos. Estamos trabajando en ello y negociando con Airbus y Boeing», aseguró el primer espada de la aerolínea alemana, Carsten Spohr. La firma, que tampoco va a renovar alquileres de aviones, ya ha cancelado dos pedidos.
En easyjet, el programa de renovación y ampliación de la flota ha abierto un cisma entre los accionistas. Stelios Haji-loannou, fundador de la aerolínea, envió una carta a los consejero no ejecutivos reclamando que la compañía suspendiera los pedidos de aviones. «El elefante en el salón y el mayor riesgo para que la compañía sobreviva son los 4.500 millones de libras que tiene que pagar a Airbus entre 2020 y 2023 por la recepción 107 aviones que ahora no puede afrontar», asegura el magnate griego en una carta.
En este punto, el accionista señala que la compra de los aviones es el mayor gasto que tiene la firma y que debería retrasarlos. «Los pagos a Airbus son la mayor amenaza para la solvencia de la firma», sentencia. Como respuesta a la misiva, la cúpula de easyJet señaló que la compañía estaba negociando con el fabricante una reestructuración. «easyJet está tomando todas las medidas para eliminar los costos y gastos no críticos del negocio en todos los niveles para ayudar a mitigar el impacto de la pandemia. Esto incluye trabajar con todos nuestros proveedores para diferir y reducir los pagos donde sea posible, incluidos los aviones y gastos de mantenimiento», señala la firma.
Por África Semprún – El Economista
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