La aerolínea portuguesa TAP inició 2025 con números en rojo. En el primer trimestre, reportó una pérdida neta de 108 millones de euros (equivalentes a 122,52 millones de dólares), lo que representa un aumento del 20% respecto al mismo periodo del año anterior. Este revés financiero se atribuye a dos factores clave: una huelga de pilotos en su filial de bajo costo Portugalia y una competencia cada vez más agresiva en mercados clave.
Efecto combinado: huelga y calendario desfavorable
Luis Rodrigues, CEO de TAP, calificó el inicio del año como «desafiante». Estimó que el impacto conjunto de los 20 días de huelga en Portugalia y el retraso de la Semana Santa (que este año no cayó en el primer trimestre) redujo el resultado operativo en una cifra situada entre 30 y 40 millones de euros.
Esta interrupción afectó directamente la operación y capacidad de ingresos de la compañía en una fase del año que suele ser ya de por sí compleja por la baja estacionalidad.
Competencia creciente en mercados estratégicos
El entorno competitivo tampoco dio tregua. TAP experimentó una caída del 4,9% en los ingresos por pasajero por asiento-kilómetro disponible, impulsada principalmente por la fuerte presión en el mercado brasileño. Esta disminución refleja tanto la guerra de precios como la presencia intensificada de otras aerolíneas internacionales en rutas donde TAP ha sido históricamente fuerte.
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Ingresos a la baja: golpe global
En total, los ingresos de TAP durante el trimestre sumaron 823 millones de euros, lo que representa una disminución del 4,5% en comparación interanual. Este retroceso consolida un escenario que desafía los esfuerzos de la aerolínea por mejorar sus márgenes y atraer inversores en medio de un proceso de privatización incierto.
Privatización en pausa por crisis política
El plan de privatización de TAP, una iniciativa largamente esperada, ha vuelto a quedar en suspenso. La reciente caída del gobierno de coalición de centroderecha —liderado por la Alianza Democrática— ha dejado al Ejecutivo en funciones. Sin embargo, tras ganar las elecciones nacionales del pasado domingo, la nueva administración ha reiterado su intención de retomar la venta de TAP.
Entre los interesados en la adquisición figuran gigantes europeos como Lufthansa, Air France-KLM y el grupo IAG, propietario de British Airways e Iberia.
Pese al panorama adverso, Rodrigues reafirma su compromiso con la transformación de TAP en una empresa “sostenible, rentable y atractiva”. El reto será mantener ese rumbo mientras sortea las turbulencias del mercado aéreo, la competencia feroz y los vaivenes políticos que siguen marcando el rumbo de la aerolínea portuguesa.
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