La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EE.UU. (NTSB, por sus siglas en inglés) ha concluido que Boeing no brindó la capacitación, orientación ni supervisión necesarias para evitar el incidente de enero de 2024 en el que se desprendió un panel de una puerta en pleno vuelo de un 737 MAX 9 operado por Alaska Airlines. El informe publicado este martes subraya una cadena de negligencias que, de haberse abordado a tiempo, habrían prevenido por completo la emergencia.
Fallos sistemáticos en la seguridad y supervisión
Durante la investigación, la NTSB determinó que el fabricante no instaló cuatro pernos clave en la aeronave afectada. Este error de producción fue calificado como una falla de seguridad “evidente” tanto para Boeing como para la Administración Federal de Aviación (FAA), según la presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy.
“Es un milagro que nadie haya muerto o sufrido lesiones graves”, afirmó Homendy durante la presentación del informe.
Una cultura de seguridad en entredicho
La crítica más contundente del informe apunta a la cultura interna de Boeing. El documento señala que el fabricante había identificado durante al menos una década problemas de producción no autorizada en auditorías internas, reportes y otros canales internos, sin tomar medidas correctivas efectivas.
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Además, la empresa no creó ningún registro documental para la remoción ni reinstalación del “door plug” –una pieza que cubre una salida de emergencia no utilizada– en el MAX 9 involucrado. Hasta la fecha, Boeing no ha logrado identificar a los empleados responsables de esa operación.
Reacción de las autoridades y consecuencias para Boeing
La FAA reconoció en junio de 2024 que su enfoque hacia Boeing fue “demasiado distante”, en palabras del entonces administrador Michael Whitaker. Desde entonces, la agencia ha incrementado la presencia de inspectores tanto en las instalaciones de Boeing como en las de su proveedor Spirit AeroSystems.
La emergencia aérea derivó en la paralización de todos los MAX 9 durante dos semanas y en la imposición de un límite de producción mensual de 38 unidades, restricción que aún se mantiene.
Ramificaciones legales y crisis de liderazgo
El incidente también reactivó la presión legal sobre Boeing. El Departamento de Justicia (DOJ) abrió una investigación criminal y declaró que la compañía violó un acuerdo de enjuiciamiento diferido firmado en 2021 tras los dos accidentes mortales del 737 MAX en Indonesia y Etiopía.
Aunque Boeing había aceptado en julio de 2023 declararse culpable de conspiración fraudulenta, logró recientemente un acuerdo con el DOJ que le permite evitar el reconocimiento formal de culpabilidad y la supervisión de un monitor externo. La aprobación judicial de este pacto sigue pendiente.
Tras la crisis, el CEO Dave Calhoun anunció que dejaría el cargo en los meses posteriores. Su sucesor, Kelly Ortberg, fue elogiado por Homendy, aunque advirtió que “tiene mucho trabajo por delante y muchos desafíos por resolver”.
Medidas correctivas en marcha
En respuesta a este incidente, Boeing está desarrollando una mejora de diseño para garantizar que el “door plug” no pueda cerrarse si no está correctamente asegurado. Sin embargo, la NTSB cuestionó la eficacia del sistema de entrenamiento “on-the-job” de la empresa, considerándolo insuficiente para garantizar la seguridad operativa.
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