Air Canadá y el sindicato de auxiliares de vuelo llegan a un acuerdo para poner fin a la huelga

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Air Canadá y el sindicato de auxiliares de vuelo alcanzaron un acuerdo que puso fin a la primera huelga de tripulantes de cabina en 40 años. El paro, que se extendió por casi cuatro días, alteró los planes de viaje de cientos de miles de pasajeros y obligó a la aerolínea a cancelar el anuncio de sus previsiones de beneficios para el tercer trimestre y para todo el año.

Impacto inmediato en las operaciones

La compañía informó que la reanudación será gradual y que el restablecimiento total de la programación podría tardar una semana o más. Durante los próximos siete a diez días, algunos vuelos continuarán cancelados. Los clientes afectados tendrán la opción de solicitar reembolso, crédito de viaje o reacomodación en otra aerolínea.

Demandas laborales y negociación

El sindicato, que agrupa a 10,400 tripulantes de cabina, había iniciado una huelga el sábado tras el fracaso de las negociaciones contractuales. La exigencia central fue el pago por tareas realizadas en tierra, como el abordaje de pasajeros, que hasta ahora no eran remuneradas.

Aunque los detalles completos del acuerdo no se han divulgado, la Canadian Union of Public Employees (CUPE) declaró: “El paro ha terminado. Tenemos un acuerdo tentativo que presentaremos a ustedes”. La organización enfatizó que el trabajo no pagado se había terminado.

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Un pulso legal y político

La protesta se mantuvo incluso después de que la Junta de Relaciones Industriales de Canadá la declarara ilegal. Esta resistencia creó un inusual enfrentamiento tripartito entre la aerolínea, los trabajadores y el gobierno federal.

La ministra de Empleo, Patty Hajdu, exhortó a ambas partes a aceptar la mediación y elevó la presión sobre la empresa, comprometiéndose a investigar las denuncias de trabajo no remunerado en el sector aéreo.

Oferta empresarial y reacción pública

El director ejecutivo de la aerolínea defendió la propuesta de un aumento del 38% en la compensación total para los sobrecargos, aunque no detalló cómo planeaba resolver el bloqueo en las conversaciones.

Mientras tanto, la opinión pública se dividía entre la solidaridad con los trabajadores y la frustración por la cancelación de vuelos.

Klaus Hickman, jubilado, perdió un vuelo a Toronto y debió reacomodarse con otra aerolínea. Aunque comprende las demandas de mejores salarios, se mostró preocupado por sus problemas de salud y la necesidad de llegar a tiempo a su conexión hacia Alemania.

James Numfor, de 38 años y residente en Regina, Saskatchewan, quedó varado en Toronto dos noches tras regresar de Camerún, donde asistió al funeral de su hermano. Denunció que la compañía solo cubrió una noche de hotel y luego dejó a su familia sin apoyo, obligándolos a dormir en el aeropuerto.

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