Spirit Aviation Holdings Inc., matriz de Spirit Airlines, volvió a solicitar protección por bancarrota bajo el Capítulo 11 en un tribunal de Nueva York, menos de un año después de su primera reestructuración fallida. La compañía informó que sus activos y pasivos oscilan entre 1.000 millones y 10.000 millones de dólares, y que ya mantiene negociaciones con arrendadores, tenedores de notas aseguradas y otros acreedores clave.
Un nuevo golpe: cancelación de contratos de aeronaves
El 25 de agosto, AerCap Holdings, uno de sus principales arrendadores de aviones, notificó a Spirit un incumplimiento de contrato y anunció la terminación de decenas de arrendamientos de aeronaves programadas para entregarse en los próximos años. Cada cancelación supondría un costo superior a 2 millones de dólares por avión, lo que compromete la renovación de la flota. La aerolínea, sin embargo, rechazó la acusación de incumplimiento.
Impacto inmediato en los mercados
Las acciones de Spirit llegaron a caer un 55% en operaciones anteriores al cierre, para luego moderar la pérdida a un 46%, situándose en 0,65 dólares por acción antes de que se suspendiera la cotización a las 4:30 p.m. en Nueva York.
Pese a la crisis, la compañía aseguró en una carta a clientes que la declaración de bancarrota no afectará sus operaciones, boletos ni programas de fidelidad.
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Ajustes estratégicos y recorte de costos
La aerolínea anunció que, en este segundo proceso de reestructuración, planea rediseñar su red de rutas, reducir su presencia en ciertos mercados y optimizar el tamaño de su flota. También confirmó un incentivo de retención por 2,9 millones de dólares para su director ejecutivo, Dave Davis.
La situación refleja el fracaso de la anterior reestructuración, que había eliminado alrededor de 795 millones de dólares en deuda y exigido a los bonistas aportar capital adicional para reforzar la compañía. Con esos recursos, Spirit intentó alejarse de su modelo de tarifas ultrabásicas, ofreciendo más beneficios a los pasajeros.
Negociaciones con Frontier y antecedentes recientes
La crisis se da en paralelo a conversaciones con Frontier Group Holdings Inc., empresa que desde hace años impulsa una fusión con Spirit. Tras conocerse las charlas, las acciones de Frontier subieron un 19%, alcanzando los 5,84 dólares en operaciones posteriores al cierre.
Spirit ya había salido de la protección por bancarrota en marzo, en un contexto de caída de la demanda aérea por temores de inflación y guerras comerciales. Semanas antes de este nuevo colapso, advirtió a sus inversores que podría no sobrevivir si no lograba liquidez inmediata. Incluso, agotó una línea de crédito rotativa de 275 millones de dólares, de los cuales 50 millones fueron destinados a US Bank, que había amenazado con suspender el procesamiento de pagos con tarjeta si no se constituía mayor garantía.
Factores que debilitaron a Spirit
La aerolínea ya había entrado en bancarrota en noviembre de 2024 para reestructurar 1.600 millones de dólares en deuda, golpeada por la competencia de grandes aerolíneas con tarifas económicas, un defecto en motores que inmovilizó parte de su flota y el incremento histórico de costos laborales tras nuevos convenios.
Además, fue protagonista de una intensa batalla por su compra entre JetBlue Airways y Frontier en 2022. Finalmente, Spirit aceptó ser adquirida por JetBlue en un acuerdo de 3.800 millones de dólares, pero la operación fue bloqueada en enero de 2024 por un juez federal por motivos antimonopolio.
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