El director ejecutivo de Boeing, Kelly Ortberg, reconoció este jueves que la certificación del 777-9, el nuevo avión de fuselaje ancho de la compañía, va retrasada. El fabricante espera entregar la primera unidad del 777X en 2026, seis años después de lo previsto cuando el programa fue lanzado en 2013.
Ortberg, durante su intervención en la conferencia de Morgan Stanley Laguna, admitió que aún queda una “montaña de trabajo” por delante para lograr la aprobación, aunque aclaró que no se han detectado nuevos problemas técnicos. Sin embargo, señaló que incluso un ligero ajuste en el calendario del 777 genera un fuerte impacto financiero, después de que la empresa acumulara pérdidas de varios miles de millones de dólares en este proyecto.
Inflación y presión en los costos
El ejecutivo destacó que la inflación en toda la cadena de suministro afecta de manera directa al precio de los aviones. Pese a ello, aseguró que no prevé que surjan obstáculos logísticos que frenen la meta de aumentar la producción del 737 MAX a 42 unidades mensuales antes de finalizar el año, superando el límite actual de 38 aviones impuesto por las autoridades.
Ortberg advirtió que Boeing aún debe reducir la cantidad trabajo que hay que rehacer en el programa del 737 antes de acelerar la fabricación. “Un mes no marcará la diferencia en el gran esquema, pero perder estabilidad sí lo hará”, afirmó, subrayando que los incrementos apresurados en años anteriores desorganizaron el sistema de producción y las cadenas de suministro, lo que generó pérdidas multimillonarias y tensiones con clientes y proveedores.
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Avances en el 737 MAX 7 y MAX 10
El fabricante ha progresado en las modificaciones de diseño necesarias para certificar los modelos 737 MAX 7 y MAX 10, las versiones más pequeña y más grande de la familia. Aun así, Ortberg se mostró crítico con el tiempo que ha tomado el proceso. El incremento de producción del 737 es clave para que Boeing recupere un flujo de caja positivo, aunque la empresa no dará un paso en falso: solo aumentará el ritmo cuando esté plenamente lista.
Producción del 787 en ascenso
Boeing también ha elevado la fabricación del 787 Dreamliner, que pasó de cinco a siete unidades por mes. El plan es llegar a ocho aviones próximamente, con la expectativa de alcanzar 10 cada mes en 2026.
Reducción de deuda como prioridad
Otro punto clave para el futuro financiero de la empresa es el pago de la deuda acumulada durante las múltiples crisis de los últimos años. Ortberg remarcó que saldar estas obligaciones será una de las prioridades en cuanto Boeing retome la rentabilidad.
Aviones como herramienta de comercio internacional
En paralelo, Ortberg recordó que la administración de Donald Trump presionó a socios económicos estratégicos para adquirir aeronaves de Boeing, como parte de los esfuerzos por reequilibrar las relaciones comerciales de Estados Unidos. Japón, Corea del Sur y otros países han cerrado pedidos de decenas de aviones en el marco de estos acuerdos. “No hay mejor forma de corregir la balanza comercial que comprando una gran cantidad de aviones”, concluyó, aunque reconoció que gran parte de estos anuncios responden también a la elevada demanda pendiente de nuevas aeronaves.
Con información de Reuters
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