Se trata de José Antonio Viñuelas y Felipe García Rodríguez, a los que se acusa de 154 delitos de homicidio imprudente y 18 delitos de lesiones imprudentes.
El magistrado, sin embargo, archiva el procedimiento con respecto a las otras tres personas imputadas hasta ahora: el jefe de mantenimiento, Jesús Torroba; el jefe de la División de Mantenimiento en Línea de Spanair, David Torres, y el jefe de la División de Calidad de la compañía aérea, Alejandro Sahuquillo.
De acuerdo con el informe definitivo del accidente de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), hecho público en julio pasado, la tripulación del avión perdió el control después del despegue «por no haber configurado el avión correctamente» y no haber desplegado los flaps/slaps.
En el capítulo de causas, el informe señalaba que la tripulación del avión accidentado no detectó el error de configuración ni «identificó los avisos de pérdida ni corrigió esa situación después del despegue», lo que causó un deterioro de las condiciones de vuelo.
También enumeraba entre los factores que contribuyeron al accidente que no hubo un aviso de configuración incorrecta porque el TOWS (sistema que alerta en estos casos) no funcionó.
Las personas afectadas por el accidente consideraron que ese informe es «ofensivo, parcial e incompleto».
El 20 de agosto de 2008, el avión cayó a tierra cuando iniciaba el despegue hacia su destino en las Islas Canarias y el accidente se saldó con 154 víctimas mortales y 18 sobrevivientes.
El avión siniestrado procedía de Barcelona, donde había iniciado su jornada.
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