Cielos más baratos para Europa.

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El inicio de las operaciones de Transavia en Alemania, la filial de bajo coste del grupo Air France-KLM, supone un ataque directo al hábitat natural de Lufthansa y aviso a navegantes para todo el sector de la aviación comercial europea. La aerolínea ofrece vuelos desde Múnich, nada menos que el segundo aeropuerto de Lufthansa en Alemania y en uno de los centros clave de distribución de tráfico de la compañía, según admitió sin rodeos el consejero delegado de Transavia, Mattijs Ten Brink. En la primera semana de operaciones, entre finales de marzo y el 1 de abril pasado, la low cost francesa atrajo a 10.000 pasajeros.

Como dijo en su momento Alexandre de Juniac, el ahora expresidente de Air France-KLM, Múnich es la primera base de Transavia fuera de Francia y Holanda, los países de origen del consorcio, y tan solo el “primer paso” de una gran expansión europea que, además, incluirá la adquisición de compañías rivales. El directivo vaticinó que, tras el despegue de Múnich, seguirán otros destinos y países en los próximos meses.

El grupo franco-holandés no ha revelado aún en qué otras ciudades de Europa se situarán los futuros puntos de origen de Transavia, pero sí se fijó una meta: con la estructura actual, es decir, sin comprar ninguna aerolínea de bajo coste ya operativa, la cifra de pasajeros debe duplicarse, hasta alcanzar aproximadamente los 20 millones en 2019, y el número de aviones debe aumentar de 70 a 100.

El mercado de los vuelos baratos es un sector en expansión y no solo para la compañía aérea Air France-KLM, en la que también tiene participación el Estado francés. Cada vez más pasajeros prefieren pagar un precio inferior por volar, aunque tengan que abonar costes adicionales por la bebida, el equipaje, la reserva de plaza u otros servicios.

Según los expertos en el sector, se va a mantener la tendencia a la baja de las tarifas, de manera que la delimitación de los mercados será cada vez más difícil, ya que los modelos de negocio se irán solapando. Por ejemplo, Air Berlin y otras firmas del sector están apuntando cada vez más a los usuarios que viajan por motivos profesionales. En Transavia, de momento, ese tipo de usuario representa un porcentaje de alrededor del 15%, con tendencia al alza.

Pero Lufthansa no pretende quedarse de brazos cruzados, contemplando cómo las aerolíneas de bajo coste, nuevas o veteranas, le arrebatan pasajeros. Bajo el paraguas de la marca Eurowings ha agrupado a la antigua compañía regional homónima de Düsseldorf, a la filial Germanwings y a la aerolínea de larga distancia Sun Express. La empresa alemana incluso se ha puesto como objetivo “para los próximos años” hacer del complejo Eurowings la tercera compañía aérea de bajo coste de Europa, después de Ryanair y Easyjet. Seguramente el año que viene trasladará Eurowings, su marca de bajo coste, directamente a Múnich para plantar cara a la competencia de Transavia.

El mercado europeo de las aerolíneas low cost se está moviendo, y mucho. La filial de bajo coste de Air France-KLM se encuentra entre las 10 más importantes de Europa, pero aspira a situarse entre las cinco primeras. Se prevé que se produzcan fusiones. Actualmente, en Europa existen entre 15 y 20 compañías de vuelos baratos, mientras que en Estados Unidos son solo entre cinco y siete.

“Queremos estar preparados para la consolidación y participar activamente en ella”, declaró Ten Brink, añadiendo que él mismo se ocuparía de conseguir la financiación para las operaciones de compra. Asimismo, el primer ejecutivo de Transavia prevé que la compañía tendrá que contar con alrededor de un millón de pasajeros y ser rentable en Alemania al cabo del primer año de operaciones.

Negocio al alza

Las compañías de vuelos baratos veteranas también miran el futuro con optimismo y anuncian cifras récord. En 2015, Easyjet, la número dos de Europa, registró más de 7,3 millones de pasajeros solo en Alemania, lo que supone un incremento del 14%. En el mundo transportó a más de 70 millones de pasajeros en total, utilizando 240 aviones Airbus. En el caso de Ryanair, líder del sector, solo en febrero las cifras superaron en un 28% a las del año anterior, y en 12 meses se registró un aumento del 17%, hasta alcanzar casi 105 millones de pasajeros.

Los planes de expansión de Transavia en realidad deberían haber arrancado antes y no sólo en Múnich, también desde Portugal. Pero el sindicato de pilotos francés SNPL dio al traste con el proyecto de filial europea con una feroz oposición que obligó a la dirección de Air France-KLM a doblegarse. Las medidas de fuerza costaron a la compañía aérea casi 500 millones de euros, razón por la que en 2014 no pudo salir de los números rojos, como estaba previsto. Al mismo tiempo, y por las mismas razones, Air France-KLM se quedó rezagada con respecto a otras líneas aéreas como Lufthansa e IAG (British Airways-Iberia) en su intento de constituir una filial de bajo coste.

Fuente: El País

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