Cómo se evaporó el acuerdo de Airbus con Emirates en Dubái.

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Durante la ceremonia de entrega del superjumbo A380 número 100 a la aerolínea del Golfo Emirates celebrada este mes en Hamburgo, Airbus SE extendió la alfombra roja a los ejecutivos de la aerolínea y la realeza de Dubái, quienes a su vez hicieron un guiño y señalaron que podrían realizar pronto otro pedido multimillonario del gigante de dos pisos.

Diez días después, los dignatarios estaban entrando en una sala de conferencias en el Salón Aeronáutico de Dubái para presenciar la presentación de un pedido esencial para la supervivencia de la aeronave cuyas ventas están estancadas… cuando ocurrió lo inimaginable.

La emoción por un gigantesco contrato continuado con el único comprador importante del A380 se volvió desconcierto cuando se corrió la voz de que no habría anuncio, y luego la humillación para Airbus cuando Emirates finalmente celebró un acuerdo por US$15.000 millones con su mayor rival, Boeing Co.

El cambio de último minuto suponía mucho más que la pérdida de simplemente un pedido para Airbus y ha enviado un mensaje a toda la industria de la aviación, en un momento en el que el incierto futuro del superjumbo se oscureció todavía un poco más. También dio una visión de cómo se toman las decisiones en la mayor aerolínea de larga distancia del mundo, así como de la incómoda interdependencia entre un fabricante de aviones y sus clientes clave.

Airbus y Emirates han desarrollado una relación casi simbiótica en torno al A380. El gigante del Golfo le ha dado al superjumbo un perfil público que de lo contrario habría tenido problemas para alcanzar, mientras que la aerolínea situó al avión de 550 asientos en el centro de su apuesta por desviar una proporción significativa del tráfico mundial a través de que lo que antes era una zona marginal en el mundo de la aviación.

El máximo responsable de Airbus, Tom Enders, lo resumió en la ceremonia de entrega con estas palabras: “Emirates se ha convertido en sinónimo del A380, y el A380, de Emirates”.

Tan estrechos son los lazos que lo que todavía se considera como el modelo insignia de Airbus no podría sobrevivir sin el operador del Golfo, que a su vez tendría un gran vacío en su estrategia sin el superjumbo. No es de extrañar, entonces, que los directivos de Airbus se quedaran conmocionados por el giro de los acontecimientos en Dubái. La desolación disminuyó solo tres días después, tras el anuncio de un pedido de 430 aviones a reacción de fuselaje estrecho de un comprador estadounidense, un acuerdo récord para la compañía.

El estado de ánimo en la ceremonia de Hamburgo el 3 de noviembre había sido bastante más optimista.

El máximo responsable de Emirates, el jeque Ahmed Bin Saeed Al Maktoum, hacía un signo de victoria a los fotógrafos, mientras Enders y el presidente de la aerolínea, Tim Clark, compartían cerca un chiste. El director de operaciones de Emirates, Adel Ahmed Al Redha, se situaba junto al jefe de ventas de Airbus, John Leahy, conocido por seducir a las aerolíneas de todo el mundo con su voz dulce y sus ingeniosos discursos.

Acuerdo verbal

Menos de una semana después, las partes habían llegado a un acuerdo verbal, según personas familiarizadas con el trato, que pidieron no ser identificadas porque las deliberaciones eran privadas. Emirates compraría otros 36 aviones A380 por un valor de US$17.000 millones, lo que daría lugar a un impresionante total de 178 aeronaves, más de la mitad de la cartera de pedidos del modelo, dijeron las personas. El Salón Aeronáutico de Dubái, que se iba a celebrar próximamente, sería el telón de fondo ideal para anunciar públicamente el acuerdo, un regalo de despedida de Emirates a Leahy, que había vinculado su jubilación a una venta que lograra salvar el programa.

Fuente: Pulso

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