Bombardier sigue sin encontrar la salida de su endeudamiento.
Se puede dar por descontado que Bombardier se tropezará con sus propios pies –dos veces, en esta ocasión. El atormentado fabricante canadiense de aviones y trenes está tratando de reducir su endeudamiento. El jueves dijo que tendrá que hacer una dotación contra los proyectos ferroviarios y se enfrenta a una posible revisión de la valoración de su joint venture con Airbus. Las acciones se derrumbaron un tercio, hundiendo la capitalización de mercado de la compañía por debajo de los 2.500 millones de dólares (2.250 millones de euros).
La empresa dirigida por Alain Bellemare sigue sufriendo una resaca de deuda por la fuerte inversión en un avión comercial de pasillo único. Los sobrecostes y los retrasos casi hundieron el negocio, pero finalmente afloró manteniendo alrededor de un tercio de los derechos del avión que ahora es conocido como A220.
Airbus es propietaria de poco más de la mitad de la empresa conjunta, y la provincia canadiense de Quebec del resto. Aunque hay demanda de los clientes, el último plan de producción implica inyectar más dinero, una fecha posterior para alcanzar la rentabilidad y menores rendimientos durante la vida del proyecto. La cuestión es si Bombardier participa o vende.
Puede que los problemas con los trenes hayan dado la respuesta. Bombardier dijo que esa unidad probablemente registre unas pérdidas de 230 millones de dólares (207 millones de euros) en el ebit ajustado del cuarto trimestre por culpa de una dotación que es el resultado de retrasos y problemas técnicos con varios contratos en Europa.
Además, Bombardier calcula que su negocio arrojó solo 1.000 millones de dólares (900 millones de euros) en efectivo en el último trimestre de 2019, unos 650 millones (585 millones) menos de lo esperado. Gran parte de esta cantidad acabará llegando a la caja registradora, pero es una carga más para el balance.
La compañía tenía más de 10.000 millones de dólares de deuda a finales de septiembre, o unas 8 veces su ebitda ajustado correspondiente al año anterior. La venta de activos está en marcha y recaudará algo de efectivo, pero la posición está lejos de ser cómoda.
Estratégicamente, tampoco tiene mucho sentido permanecer en la joint venture. Bombardier acordó vender sus otros jets comerciales a Mitsubishi Heavy Industries el año pasado –una de las ventas que aún no se ha cerrado– y debe concentrarse en aviones privados y de transporte junto con el desapalancamiento.
Salir de la empresa conjunta tan pronto como sea posible, incluso por menos de la mejor valoración posible, tiene más sentido que poner más dinero en efectivo.
Por Reuters Breakingviews – Traduccion Carlos Gómez Abajo de CincoDías
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