Ante las presiones de Estados Unidos y de la Unión Europea, el gobierno holandés renunció este martes a un plan para limitar el número máximo de vuelos en el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam el próximo verano, calificando la decisión de «trago amargo».
La decisión supone una victoria para la industria aérea, incluida la aerolínea KLM y las estadounidenses Delta y JetBlue, que se habían opuesto a la limitación, y una derrota para los grupos ecologistas y de residentes que viven cerca de Schiphol y que la habían apoyado.
«Insisto en que el gabinete sigue empeñado en restablecer el equilibrio entre Schiphol y su entorno», declaró el ministro Mark Harbers en una carta al Parlamento. Indicó que el gabinete seguiría adelante con el plan; sin embargo, no es seguro que un nuevo gabinete tenga las mismas prioridades tras las elecciones nacionales del 22 de noviembre.
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El plan para limitar el número de vuelos en Schiphol, uno de los centros de mayor tráfico de Europa, a unos 450.000 vuelos, es decir, un 10% por debajo de los niveles de 2019, había sido impulsado principalmente por el deseo de reducir la contaminación acústica y aplaudido por los ecologistas por considerarlo necesario para reducir las emisiones de dióxido de carbono y nitrógeno.
El 3 de noviembre, el gobierno de Estados Unidos amenazó con tomar represalias si los holandeses seguían adelante con el plan. El Departamento de Transporte lo calificó de «irrazonable» y dijo que violaba el Acuerdo de Transporte Aéreo entre Estados Unidos y la UE.
La carta de Harbers al Parlamento decía que, tras una reunión entre EE.UU. y la UE celebrada el 13 de noviembre, la Comisaria Europea de Transportes, Adina Valean, había enviado al gobierno holandés una carta en la que expresaba «serias dudas» sobre si el tope se había examinado adecuadamente.
«Los Países Bajos se han quedado solos» en la política de límites máximos, dijo Harbers, añadiendo que ahora esperarán una sentencia del Tribunal Supremo y nuevas reacciones de la Comisión Europea para el año que viene.
«Se trata de un duro revés, pero el número de vuelos debe reducirse para hacer de Holanda un país habitable y hacer frente a la crisis climática», declaró Greenpeace. «Los votantes podrán expresar su opinión al respecto la próxima semana».
Varias aerolíneas celebraron la decisión, y los socios de «SkyTeam» KLM y Delta afirmaron que mantienen su compromiso de volar de forma más tranquila y sostenible «sin reducir la capacidad». Por su parte, JetBlue afirmó que su entrada en Schiphol había reducido las tarifas e instó a los gobiernos a seguir garantizando su acceso.
Con información de Reuters

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