La auditoría de la Administración Federal de Aviación (FAA) sobre el proceso de producción del Boeing 737 MAX, tras desprenderse en pleno vuelo una puerta de emergencia de un MAX 9 de Alaska Airlines en enero, no superó 33 de las 89 pruebas, según informó este lunes el New York Times (NYT).
En la amplia investigación, Boeing falló en una comprobación relacionada con el componente que causó el incidente, conocido como tapón de la puerta, según el informe, que cita una presentación de la FAA vista por NYT.
El proveedor Spirit AeroSystems, que fabrica el fuselaje del MAX, superó seis de las 13 auditorías, añade el informe.
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Además, una auditoría de Spirit centrada en el componente del tapón de la puerta detectó cinco problemas y suspendió la que se refería a la instalación del componente, según el informe.
La auditoría planteó dudas sobre los técnicos que realizaban los trabajos y descubrió que la empresa «no determinó los conocimientos necesarios para el funcionamiento de sus procesos».
Otras auditorías que Spirit suspendió fueron la de una puerta de carga y la de la instalación de las ventanas de la cabina del piloto.
Basándose en la auditoría de la FAA, Boeing sigue aplicando cambios inmediatos y está desarrollando un plan para reforzar la seguridad y la calidad, dijo el fabricante de aviones a Reuters en un comunicado enviado por correo electrónico.
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