El aumento de las amenazas de misiles y el cierre del espacio aéreo ponen a prueba a las compañías aéreas

Síguenos en las redes sociales y mantente siempre actualizado

El aumento de zonas de conflicto a nivel global está tensionando los márgenes operativos y financieros de las aerolíneas. Con rutas modificadas a última hora, vuelos cancelados y riesgos crecientes de seguridad, los principales ejecutivos del sector alertan sobre un escenario que pone a prueba la capacidad de respuesta de la industria.

«Planificar vuelos en este entorno es extremadamente difícil… La industria aérea necesita previsibilidad, y su ausencia eleva los costos», afirma Guy Murray, responsable de seguridad en TUI Airline.

Cielos restringidos, rutas más largas y mayores costos

Las restricciones en el espacio aéreo no dejan de expandirse. El cierre del espacio en torno a Rusia, Ucrania, Medio Oriente, India, Pakistán y partes de África ha reducido drásticamente las opciones de ruta para muchas aerolíneas.

Mark Zee, fundador de OPSGROUP, subraya que «comparado con hace cinco años, más de la mitad de los países sobrevolados en una ruta típica entre Europa y Asia deben ser analizados con detalle antes de cada vuelo».

Los recientes enfrentamientos entre India y Pakistán provocaron un bloqueo mutuo del espacio aéreo, obligando a múltiples aerolíneas a rediseñar sus trayectos. Isidre Porqueras, director de operaciones de IndiGo, asegura que estas desviaciones socavan los avances en reducción de emisiones y eficiencia operativa.

El cielo, compartido con drones y misiles

Desde octubre de 2023, el conflicto entre Israel y Palestina ha expuesto a los vuelos comerciales a ataques con misiles y drones, muchos de los cuales han sido visibles para pasajeros y tripulaciones. Aeropuertos rusos, incluso en Moscú, han cerrado temporalmente por actividad con drones, mientras que la interferencia en sistemas de navegación —spoofing o jamming GPS— se incrementa en zonas geopolíticamente inestables.

El tráfico mundial de pasajeros crece un 8% en abril, según IATA

El peor escenario: un avión derribado

Más allá del impacto económico, el mayor temor de la aviación civil es que una aeronave comercial sea alcanzada por armamento. Este riesgo, lamentablemente, no es hipotético.

En diciembre, un avión de Azerbaijan Airlines fue derribado en Kazajistán, causando la muerte de 38 personas. Según el presidente de Azerbaiyán y fuentes de Reuters, el hecho fue atribuido a la defensa aérea rusa. En octubre, otro avión de carga fue abatido en Sudán, con un saldo de cinco víctimas fatales.

Desde 2001, seis aviones comerciales han sido derribados, y se han registrado tres incidentes graves que por poco no terminaron en tragedia, según datos de Osprey Flight Solutions.

La seguridad depende de la información compartida

Para Willie Walsh, director general de IATA, la clave está en una mayor cooperación entre gobiernos: «Necesitamos que los estados compartan mejor la información para mantener la seguridad aérea en zonas de conflicto».

Aunque las estadísticas muestran una reducción sostenida de accidentes en las últimas dos décadas, los incidentes relacionados con conflictos no se contabilizan en esos números. En febrero, IATA declaró que los riesgos asociados a zonas en guerra requieren una coordinación global urgente.

Políticas divergentes, riesgos compartidos

Cada aerolínea decide sus rutas en función de avisos gubernamentales, consejos de seguridad y acuerdos entre operadores. Esto genera políticas dispares y rutas distintas ante riesgos similares.

Desde el cierre del espacio aéreo ruso para aerolíneas occidentales en 2022, empresas de China, India y Medio Oriente han mantenido rutas más cortas por el norte, lo que les da una ventaja competitiva frente a sus pares occidentales.

Un caso paradigmático es el del vuelo SQ326 de Singapore Airlines entre Singapur y Ámsterdam. En poco más de un año, ha cambiado su ruta al menos tres veces, según Flightradar24. El mes pasado, la ruta modificó nuevamente su trayectoria para evitar Pakistán durante el conflicto con India, eligiendo volar por el Golfo Pérsico e Irak.

La voz de los pilotos

El personal de vuelo también tiene preocupaciones crecientes. Paul Reuter, vicepresidente de la European Cockpit Association, advierte que la presión comercial puede nublar el juicio sobre si es seguro o no sobrevolar una zona en guerra. “IATA dice que las aerolíneas deben decidir si es seguro volar, no los reguladores. Pero la historia demuestra que las decisiones pueden verse afectadas por presiones económicas”, afirma.

A pesar de esto, IATA aclara que las tripulaciones tienen el derecho de rechazar un vuelo si sienten que su seguridad está comprometida. “La mayoría de las aerolíneas no quieren tener a un tripulante a bordo si no se siente seguro”, concluye Nick Careen, vicepresidente senior de IATA.

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *