La icónica aerolínea Pan Am ha vuelto pero de forma distinta

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Pan American World Airways, la mítica aerolínea que revolucionó los viajes aéreos en el siglo XX, está de vuelta. Pero esta vez, lo hace de forma muy distinta: como una experiencia de lujo para un público selecto, más cercana al cine y la memoria que al transporte comercial.

Este mes, un grupo de exazafatas de Pan Am se reunió con nostalgia en el Terminal 7 del aeropuerto JFK de Nueva York. Con lágrimas en los ojos, vieron aterrizar un Boeing 757 personalizado que ostenta el famoso logotipo azul de la compañía. No era un vuelo cualquiera: era el inicio de una travesía privada de 12 días por el Atlántico, con paradas en Bermuda, Lisboa, Marsella, Londres y Shannon, antes de regresar a Nueva York.

Un viaje a la era dorada

El avión, con capacidad para solo 50 pasajeros, ofrece una experiencia de alto nivel: asientos reclinables totalmente, dispositivos personales para entretenimiento, barra libre, comidas gourmet y tripulación vestida con uniformes fieles a los de Pan Am, incluidos guantes blancos y sombreros. Todo por $59.950 por persona en ocupación doble; los que viajan solos deben pagar $5.600 adicionales.

Aunque no es la primera vez que el logotipo de Pan Am vuelve a los cielos desde el cierre de la aerolínea en 1991, sí sella el inicio de una nueva etapa. La marca fue adquirida en febrero de 2024 por Craig Carter, exdirector de empresas de viajes de lujo, junto a otros cuatro inversionistas del sector de la hospitalidad y el marketing de eventos.

Marca legendaria, estrategia moderna

Lo que Carter y su equipo compraron fue más que una licencia: fue un símbolo. Pan Am ya estaba presente en relojes Breitling y Timex, bebidas alcohólicas, ropa y otros productos. Pero su visión era clara: devolver la experiencia Pan Am a las alturas.

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La operación de este exclusivo viaje fue organizada por Bartelings, expertos en tours en jets privados, y Criterion Travel, especializada en viajes culturales de alto nivel. El itinerario revive los destinos originales de las primeras rutas transatlánticas de Pan Am, activas desde 1939. Los viajeros se alojan en hoteles de lujo como el Fairmont Hamilton Princess en Bermuda, el Four Seasons en Lisboa y el histórico Savoy en Londres. En Shannon, Irlanda, la parada incluye una visita al museo Foynes Flying Boat, con una réplica a tamaño real del famoso Boeing 314 “Yankee Clipper”.

Experiencia sensorial con sabor a nostalgia

Para quienes lo viven, el viaje es un salto en el tiempo. El equipo de cabina —cedido por Icelandair— captura la estética clásica de los años dorados de la aviación. En la terminal, el grupo atrajo miradas como si fueran estrellas de cine. La escena contrastaba fuertemente con los viajeros modernos en ropa deportiva y pantuflas de aeropuerto.

Dentro del 757, los pasajeros disfrutan de comodidades modernas con un guiño retro. Aunque ya no se sirve chateaubriand en el pasillo, el champán fluye con libertad. Ningún tramo del viaje supera las siete horas, pero los asientos permiten dormir plenamente reclinados. El baño, aunque no es de época, ofrece acabados mejorados.

Y la respuesta ha sido contundente: el vuelo se llenó sin dificultad. Muchos pasajeros tienen vínculos personales con Pan Am. Debbi Fuller, exazafata entre 1980 y 1989, fue una de las viajeras. Su esposo, de 83 años, al ver el folleto con el precio le dijo: “No me lo voy a llevar. Sé cuánto significó Pan Am para ti. Y eso lo perdí en la bolsa la semana pasada”. Fuller llevó su antiguo uniforme, con mínimos ajustes, y planeó lucirlo en Bermuda.

Comunidad Pan Am: un legado que sigue volando

Pan Am no es solo historia; es una comunidad viva. La Pan Am Museum Foundation recauda fondos para preservar su legado, incluyendo un museo, un pódcast y un canal de YouTube. La red de excolaboradores sigue conectada. Wendy Knecht, exazafata y hoy colaboradora de la fundación, participó en la primera etapa del viaje. “Aunque no trabajamos juntos hace más de 30 años, nos sentimos como familia”, afirma.

Pero Carter no apuesta solo a la nostalgia. Cree que el glamour de Pan Am tiene un atractivo que va más allá de los exempleados. Y el mercado parece darle la razón: experiencias similares, como el hotel TWA en el JFK, han demostrado que existe demanda por viajes retro de alto nivel. En Europa y Asia, trenes de lujo inspirados en épocas pasadas se venden por decenas de miles de dólares.

Lo que viene: más destinos, más Pan Am

Ya está planeado un segundo viaje para abril próximo. Esta vez, un recorrido transpacífico de 21 días que incluye paradas en Tokio, Siem Reap (Camboya), Singapur, Darwin y Sídney (Australia), Auckland y Nadi (Fiyi). Precio: $94.495 por persona en ocupación doble; $9.500 más si viaja solo.

Y para quienes no puedan costear ese lujo, Pan Am tiene más opciones en el horizonte: un hotel temático en Los Ángeles, y una nueva versión de la experiencia Pan Am en tierra, al estilo “cena con espectáculo” dentro de un avión fijo decorado como en los años 70. Eso sí, los famosos bolsos de la aerolínea no estarán disponibles para el público general, aunque todavía se venden en 14 tiendas en Corea del Sur.

¿Volverá a ser una aerolínea real?

El sueño más ambicioso es el más complejo: volver a operar vuelos regulares. El equipo ya ha iniciado el proceso con la FAA y, como primer paso simbólico, han recuperado el histórico distintivo de llamada: Clipper.

Pan Am, al menos en espíritu, nunca se fue. Pero hoy, con alas renovadas, vuelve a despegar para conquistar no solo el cielo, sino también la memoria y el corazón de los viajeros.

Con información de Bloomberg

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