Boeing encara una nueva era: Kelly Ortberg estabiliza al gigante aeronáutico pero enfrenta retos clave

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Tras un año al mando de Boeing, Kelly Ortberg ha logrado frenar la caída libre de la compañía en medio de la peor crisis de su historia reciente. El ex CEO de Rockwell Collins, retirado cómodamente en Florida antes de recibir la llamada de la junta directiva, asumió el cargo cuando el fabricante atravesaba una crisis de liquidez y una grave pérdida de reputación. El detonante: la explosión en vuelo de un panel en un 737 MAX en enero de 2024, que revivió el recuerdo de los dos accidentes fatales de 2018 y 2019 con 346 víctimas.

Ortberg llegó con un mensaje claro: recuperar la confianza, estar presente en las fábricas y cumplir con los estándares de seguridad, calidad y transparencia.

Resultados y avances

En estos doce meses, Boeing ha conseguido hitos importantes:

  • Mayor eficiencia y calidad en la línea del 737.
  • Acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. para cerrar el proceso por los accidentes del MAX.
  • Contrato para el primer caza de sexta generación del país, el F-47.
  • Ventas récord de aviones comerciales y avances en medio de las políticas comerciales de Donald Trump.

Las acciones han subido un 39 % respecto al año anterior, con el repunte más fuerte en los últimos meses gracias al incremento en la producción del 737.

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Desafíos pendientes

A pesar de los progresos, Boeing sigue en números rojos y con desventaja frente a Airbus en el mercado de aviones de pasillo único. La división de defensa y espacio continúa con problemas, el endeudamiento es elevado y la integración de Spirit AeroSystems supone un reto adicional. Además, las certificaciones del 777-9 y de las variantes MAX 7 y MAX 10 se han retrasado hasta el próximo año.

Ortberg debe llevar la producción del 737 MAX a niveles previos a la crisis y preparar el lanzamiento de un nuevo modelo esta década si quiere recuperar cuota de mercado. Como advirtió Ron Epstein, analista de Bank of America: “El mayor riesgo para Boeing es si volverá a ser una gran empresa o se quedará en la mediocridad”.

Cambio cultural desde dentro

Natural de Iowa y con un estilo directo, Ortberg ha impulsado un giro cultural interno. Ha priorizado reducir defectos, eliminar trabajo fuera de secuencia y mejorar la calidad antes que acelerar entregas. Entre los nuevos valores corporativos figura el lema “Give a damn!”, presentado a los empleados en abril.

El CEO de Alaska Airlines, Ben Minicucci, destacó su presencia constante en la planta de Seattle, algo que no era habitual en sus predecesores.

Política y presión en Washington

Ortberg también ha debido lidiar con las críticas públicas de Donald Trump por retrasos y sobrecostes en el programa Air Force One. Sin embargo, ambos compartieron escenario en mayo para celebrar un pedido histórico de Qatar Airways.

Para reforzar la influencia en Washington, Ortberg incorporó a Jeff Shockey como jefe de lobby, clave para obtener apoyo de la FAA y mantener el impulso del F-47.

Conflictos laborales y el futuro

No todo han sido éxitos: el año pasado, 33.000 trabajadores sindicalizados en la costa oeste protagonizaron una huelga de siete semanas. Esta semana, 3.200 empleados de la división de cazas se han sumado a paros. En el primer semestre, Boeing perdió 643 millones de dólares.

Ortberg mantiene un enfoque prudente: “Es un día a la vez, mejorar nuestro rendimiento, abordar los problemas, recuperar la confianza y fortalecer la relación con nuestros clientes y los usuarios finales”, señaló en la última llamada de resultados.

El reto ahora es convertir la estabilidad inicial en un verdadero renacimiento para el histórico fabricante estadounidense.

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