JetBlue Airways ha anunciado una serie de medidas de ajuste que incluyen la reducción de vuelos, aplazar nuevas entrega y estacionar de aeronaves, ante un panorama financiero complicado para 2025. Según un memorando interno obtenido por Reuters, alcanzar un margen operativo equilibrado este año “parece poco probable”.
La compañía, con sede en Nueva York, enfrenta un entorno desafiante: el debilitamiento de la demanda de viajes, los elevados costos de operación y la inmovilización de parte de su flota debido a inspecciones técnicas en los motores Geared Turbofan de Pratt & Whitney, fabricados por RTX.
Ajustes para frenar pérdidas
Joanna Geraghty, directora ejecutiva de JetBlue, comunicó al personal que la empresa buscará eliminar rutas poco rentables y priorizar aquellas que generan beneficios. También se está reevaluando la estructura de liderazgo dentro de la organización.
“No hemos perdido la esperanza en una recuperación de la demanda y las reservas, pero incluso si eso ocurre, no compensará completamente el terreno perdido este año. El camino hacia la rentabilidad será más largo de lo que habíamos previsto”, afirmó Geraghty.
La aerolínea ya había retirado en abril sus previsiones para 2025 debido a la fragilidad del mercado. Las acciones de JetBlue reflejan esta situación, cayendo un 2,5 % en la jornada matutina y acumulando una pérdida de más del 42 % en lo que va del año.
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Aviones en tierra y menos inversiones
Entre las medidas adoptadas, JetBlue ha decidido aplazar la entrega de 44 aviones Airbus, lo que implica una reducción de aproximadamente 3.000 millones de dólares en gastos de capital entre 2025 y 2029. También pausará la modernización de seis de sus aeronaves Airbus, que serán estacionadas temporalmente.
Además, la compañía evalúa redimensionar el alcance de su equipo directivo, como parte de una estrategia integral para recortar costos operativos.
Contexto del sector y presión externa
JetBlue no es la única aerolínea afectada. Las principales compañías aéreas estadounidenses están reduciendo su capacidad antes de la temporada alta de verano, en un intento por proteger tarifas ante la baja demanda.
Factores externos también pesan: políticas comerciales inciertas y aranceles impulsados por el presidente Donald Trump han generado un ambiente económico volátil que desalienta el gasto en viajes.
“Es especialmente frustrante para nosotros, ya que esperábamos alcanzar el punto de equilibrio este año”, lamentó Geraghty en el comunicado a los empleados.
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